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me castigaron.

—Pero ma, créeme. — me quejé.— No fue un chico cualquiera, era Mauro.

Mi mamá me miró con la ceja levantada.

— Que va a ser Mauro...— rodó sus ojos.

—Me hiere que no me creas capaz de conquistar al amor de mi vida.— me puso una mano en el pecho.

— a mi me hiere que me mientas en la cara.— dejó su taza en el lavaplatos.— Subite al auto que te llevo al colegio.

Agarré mi mochila y la acomodé en mi hombro.

—No te estoy mintiendo, el chico que durmió conmigo el sábado fue Mauro te dije.

— ¿y entonces por qué los vecinos me dijeron que había un señor? — nos subimos al auto.— Mara, que asquerosa.

— por qué ese señor que vieron era papá, y la asquerosa en todo caso sos vos.— rodé los ojos.

—Está bien, ponele que te creo.— arrancó el auto.

¿Por qué no me tocó una mamá menos peliculera?

De igual forma, en cierta parte, le doy la razón; No tengo pruebas de que haya sido Mauro.

Hablando de ese estúpido, desde esa noche no me volvió a hablar. Cuando mi mamá llegó a mi casa, el se fue apenas ella se encerró en la pieza.

—vos Mara siempre igual eh

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—vos Mara siempre igual eh.— dijo Ariana mientras me acompañaba al quiosco.— Sabes como es el forro ese, y te tiras a la pileta sabiendo que llena... dura dos horas.

—Es que... no sé cómo explicarte para que me entiendas. El me gusta, mucho.— La miré.— y a veces me olvido de lo malo que fue conmigo.

— Que es... de lo malo que ES con vos.— me corrigió.

—¿qué onda?— Monzón paso su brazo por encima de los hombros de Ari.— Hola Marita.

—Hola.— le sonreí. — ¿y Mauro? ¿por qué no vino?

Ariana borró su sonrisa.

—Ni idea.— se encogió de hombros.— se habrá quedado dormido, o se habrá quedado en la casa de alguna wacha.

Ariana lo codeó.

me di la vuelta, esperando a que me atiendan, Monzón tiene razón, no sé qué me sorprende.

A la hora de la salida, siento que me agarran de la mochila.

—Un consejo de amigo, no te enganches con Mauro, no sabe lo que quiere. Salí de ahí antes de que te haga mierda. — Mauro dos me acarició el pelo.— Te lo digo porque te aprecio y porque sé que sos una re mina y no mereces a alguien como él duko.

Asentí. —Gracias.

Seguí caminando, mientras tarareaba una canción de El Noba, aunque yo no estaba chelo, me ayudaba a sentirme mejor.

Seguí caminando, mientras tarareaba una canción de El Noba, aunque yo no estaba chelo, me ayudaba a sentirme mejor

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Viernes al fin, la peor semana del mundo; Aburrida y triste.

Aunque mi mamá me haya levantado el castigo, eso no me hacía sentir mejor.

Me faltaban dos cuadras para llegar al colegio y un auto se me atraviesa.

—Tarado, fíjate por dónde vas.— insulté.

y al ver quién estaba detrás de la ventanilla que se bajaba lentamente, quería putear aun más, era la primera vez en la semana que lo veía.

—Perdón, Mara.— se disculpó Mauro.

—Déjalo ahí.— chisté y seguí caminando.

— ¿querés que te lleve?— preguntó.

—No. me falta una cuadra.

—Te faltan dos.

—Es lo mismo.

—Hace frío, entra al auto.

—Estoy abrigada, gracias. — me apuré en caminar y llegar al colegio cuanto antes.

Al llegar al aula me senté en mi lugar, apoyando mi cabeza contra la pared, aun con la capucha puesta.

—Mara, ¿tenes lo que hicieron en la semana?

vuelvo a escuchar mi nombre salir de su boca una vez más y lo tiro por las escaleras.

—No. — respondí.

—Bueno, ándate a cagar.

eso no fue muy gracioso que digamos, aunque los dos Mauros, Alejo y Marcos se hayan reído, a Ariana y a mí no nos movió un pelo.

al llegar la hora del recreo, decidí quedarme en el salón, hacia mucho frío como para bajar, y no me había abrigado nada.

Si, le mentí. Preferí cagarme de frío que volver a compartir un espacio con el.

apoyo mis brazos sobre la mesa y reposo mi cabeza encima, ya no sé si es frío, fiaca o tristeza lo que se apodera de mi.

un ruido de algo apoyándose en la mesa hace que abra mis ojos, y era Mauro, dejando un vasito de plástico.

— Tómate un café, que hace frío.

— No tomo café.— volví a cerrar mis ojos.

"Bueno, ándate a cagar" esperé.

— ¿estás triste?— me preguntó.

no le respondí.

—¿qué te pasa conmigo?— volvió a preguntar.— pensé que estábamos bien.

se sentó al lado mío y me saco la capucha, al abrir mis ojos nuevamente, vi como Mauro imitaba mi posición.

—¿me odias? — alzó sus cejas.

quisiera, Mauro.

—Vos me odias a mi.— le respondí.

—Me caes bien, sorprendentemente desde este año me caes bien.

rodé los ojos.

—Que me revoleas los ojos, hermosa.

ay.

— Dale, decime. ¿qué pasa?

— No me sirve que mes bola un dia y veinte no. O estás conmigo, o me dejas de joder.

🏳️‍🌈
dios,noba levantate😔

❝woman.❞ dukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora