al despertarme, sentí un peso en mi cintura, era el brazo de Mauro.
¿Ésto sienten los recién casados? sonreí.
Cierto, no me gusta más el gil éste.
Saqué su brazo cuidadosamente, para no despertarlo y me zafé de él. Me levanté, agarré mi toalla, mi uniforme y me metí a bañar.
tardé una eternidad, ya que me daba vergüenza salir, el uniforme que agarré no era el mío, sino el de él.
¿por qué voy a sentir vergüenza? es mi casa, aparte, él está durmiendo.
me puse la ropa interior, me envolví bien en la toalla y salí del baño, con confianza.
abrí mi ropero y busqué mi uniforme, miré hacia la cama y comprobé que todavía siguiese durmiendo, deje la ropa sobre mi escritorio, y me libré de la toalla.
— ah bueeno.— acotó Mauro detrás mío.
me di la vuelta, volví a agarrar la toalla rápidamente y me tapé. —¿vos no estabas durmiendo?
—estaba, hasta que vi que me robaste el uniforme.— se sentó en la cama.— Mara... atrás tuyo hay un espejo. te sigo viendo todo igual.
— ¿sabes que? que me importa, anda a bañarte.— tiré la toalla al piso y me empecé a cambiar.
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hagan caso, pa la rocha beso y pa los giles rafagazo.
Al parecer me lo tomé demasiado en serio, ya que me encontraba pegándole a Monzón con un palo de escoba.
—¡Lucero!— exclamó la directora.—¿que hace?
—Disculpe Dire.— volví a dejar el palo donde estaba.— Monzón tuvo una actitud irrespetuosa hacia mi, y no pude mantener la calma.
—Váyanse al salón.— ordenó.
Ariana apagó la música y subimos hacia nuestros lugares.
—¿por qué te enojaste así con el?— preguntó Ari.
—Ariana, me tiró el baggio encima.— me quejé.
—Cuando el kukis te tiró lavandina no le hiciste eso.— se defendió Monzón.
— a Mauro también lo cagaría a palos.— me crucé de brazos.
Mire hacia la puerta y ahí entraba él, con Mica. Riéndose, mi amiga le empujó levemente el hombro, todavía riéndose. ¿tan chistosa es la conversación?
mis ojos echaban chispas, los dos me miraron y se acercaron a nosotros.
—¿vieron que viene de nuevo el coordinador?
—¿en serio?— todo el mal humor y celos que tenía encima se esfumaron.
—si, así que trata de no pensar en voz alta.— todos reímos, menos Mauro. Mejor, el no tenía derecho a reírse.
y así fue, a los diez minutos el coordinador, estaba nuevamente en frente de todos nosotros.
—como les decía, acá les tengo la lista de la cantidad de ropa que tienen que llevar, y abajo les dice la fecha en la que nos vamos.— nos dió una fotocopia a cada uno.
—¡en dos semanas!— exclamó Maca, la mejor amiga de Mica.
alcé la mano. —Marian.— lo llamé.— ¿sabes a qué hora más o menos nos vamos? porque acá no dice.
—Miriin.— se burló Mauro.
—Si, eso les iba a decir. Gracias por preguntar.— me guiñó el ojo. Fallecí.— El día de salida es el domingo a las seis de la mañana, tengan en cuenta es un día más o menos de viaje, así que llegaremos el lunes.
asentimos.
—Dios mío, Mara, te guiñó el ojo.— Mica rió.— ahora tenes una meta, comerte al coordi.
me reí. —Es un coordinador, es obvio que va a tener labia y buena onda, sino no lo va a querer nadie.
—no sé, yo te la tiro.
Miré al coordinador, que se encontraba hablando con la directora, estaba lindo, pero no sé si es mi tipo.
