—No.— rió.— falta una banda todavía, el pelotudo nos dio media hora para salir a tomar a aire.— se levantó de su asiento.
—La puta madre.— me quejé.— tengo el culo cuadrado ya.
Mauro me miró de arriba, con una sonrisa de costado.
— ¿te lo acomodo?
rodé los ojos.
—voy a mear.— avisé, y me paré también, agarrando mi mochila de mano.
al bajar del micro, un viento frío me dio una cachetada. Me la banqué y caminé hasta el baño, buscándolo.
Al entrar, me cepillé los dientes, esperando a que alguno se desocupe, también me peiné y me puse perfume, estaba tardando el trámite, guardé todo al ver que una de las puertitas se abría y para mi hermosa suerte, de ahi salía Iara, con su pijama polar amarillo.
—¡Mara! no sabía que tenías higiene.— se acercó al lavamanos de donde yo estaba.
—¿qué comiste? largaste un muerto.— le contesté entrando al baño.
hice mis quince litros de pis infinitos y salí, en el baño de los varones estaba Mauro haciendo la fila.
—Mara.— me llamó.
—Maris.— también me llamó el coordinador.
me quedé parada, sin mirar a ninguno de los dos.
Marian se acercó a mi y habló primero.— ¿no me haces un favor?— asentí.— no vas al Spot y me compras un agua. Yo tengo que fijarme que no hagan nada raro acá en los baños.
asentí.
me dió la plata y me dirigí hacia el Spot, ahí estaba Ari.
—¿qué onda? boluda dormiste todo el viaje.— me codeó.
—era eso o tener que bancarme a mauro.
—Claaro. – rodó los ojos.— que te haces si te vi que estabas acurrucada en los brazos de tu enamorado.
reí mordiéndome el labio. ¿quien lo diría?
me compré unas gomitas, el agua a Marian y volví al micro, ya que me estaba re cagando de frio.
Era la única que estaba ahí, al menos en la parte de arriba, me senté en mi lugar y agarré mi celular, dispuesta a contestarle los mensajes a mi mamá, que me mandó cien por hora.
—ni bola me diste, mal ahí.— Mauro se quejó.
—perdón ¿qué querías?— lo miré.
—nada, ya está.— se sentó al lado mío.
saqué la bolsita de gomitas y me comí una.
—¿querés?— agarré una y se la mostré.
el asintió y se la di en la boca. (🤨)
—¿con esto ya me perdonas?
—Vos sola perdonas a alguien tan rápido.— negó.
Tiene razón, aunque no hacía falta que me lo recuerde.
le di otra gomita y yo también me comí una, guardé la bolsita en mi bolsillo y volví a agarrar mi celu.
—¿qué me ibas a pedir?— le volví a preguntar.
—nada.— se encogió de hombros.
rodé los ojos.
— que te haces el misterioso.— lo miré riéndome.
el me miró también y alzó una ceja, burlón.
—¿qué tenes pensado hacer en el viaje?— pregunté.
—no sé, voy a ver qué hago sobre la marcha.— se encogió de hombros.— ¿y vos? ¿que tenes pensado?
— no sé... tengo algo en mente igual.— me acomodé .
—¿qué cosa? — quedamos frente a frente.
—ah, no sé.— reí.
— yo también tengo pensado algo.— agregó. alcé las cejas, le quiero preguntar pero sé que se va a hacer el importante. —¿te cuento?
negué.
—no, gracias.
Mauro se acercó a mi, y ladeó un poco su cabeza. —¿segura?
no me moví ante su acercamiento y asentí.
mi mirada fue hacia sus ojos, que se encontraron con los míos y después a sus labios.
en un movimiento rápido besó mis labios, cortamente.
abrí mis ojos sorprendida y se rió. me acerqué un poco más a él, dispuesta a besarlo esta vez yo.
— maris ¿me compraste el agua?— Marian nos interrumpió.
— Si, acá está su agua.— Mauro agarró la botella que se encontraba en el asiento y se la dió.— que la disfrutes.
—Gracias. — el coordinador me guiñó el ojo y se acercó hacia la puerta.— ¡chicos, vayan subiendo!
volví a agarrar el camperon de Mauro y me tapé, dispuesta a seguir durmiendo.
obviamente que lo que tenía pensado hacer durante el viaje tenía que ver con Mauro.
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—¡al fin! — Ariana se tiró a la cama. — llegamos.
nos encontrábamos en el hotel, yo compartía habitación con Ari, Mica y Maca.
todas las chicas estábamos en el mismo piso, y los chicos en el piso de arriba.
Salí al balcón y saqué una foto para mi mamá.
—pero que hermosa vista.— habló una voz masculina arriba mío.
mire hacia arriba, justo encima de nuestra habitación, había otra, pero sin balcón, solo una ventana.
— hola.— el chico me saludó, estaba apoyado sobre el marco de la ventana. — me llamo Ignacio, ¿y vos?
—Mara.— le sonreí.
que bueno que está.
— ¿Sos del instituto la paternal?— preguntó y asentí.
—¿y vos?
— Yo soy del instituto número tres.
la concha de la lora, era muy lindo para ser perfecto. Éste lindo era compañero de Aylen y iara.
