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MAURO

yi li cinicis. rodé los ojos.

la vuelta al hotel fue más tranquila, tardamos más, de lo lleno que estábamos no podíamos ni hacer diez pasos que nos agarraba sueño.

bostecé por décima vez y me acomodé la campera, había refrescado una banda.

mire hacia delante, Ariana sacaba de su mochila unos guantes rosados, y se los dió a Mara. Ariana es la mamá del grupo, como Alejo con nosotros.

—¿por qué no te abrigaste? ¡estamos en Bariloche, no en mar del plata!.— la retó. Haciéndome reír. Monzón a mi lado también se rió.

—Hola Mauro.– una voz femenina se hizo presente a mi lado.

—hola Aylen.— la miré.

ella era rubia, de ojos verdes. Nada que ver a Mara, morocha de ojos marrones.

Aylen fue mi novia desde los quince hasta casi cumplir diecisiete. Íbamos juntos al colegio, ella pertenecía al grupo de Micaela, Macarena, Ariana y Mara. No sé cual fue su problema, que de un día para otro se fue del colegio, meses después terminamos.

—¿cómo estás?— preguntó.

alzó sus hombros, refugiando su cara en su bufanda, y el viento movía su pelo rubio y ondulado.

—Bien, todo bien.— le sonreí sin mostrar los dientes.— ¿vos qué onda?

—ahí ando, sabes que no soy muy buena en el colegio.— reímos.

Era verdad, siempre me contaba que Mara le pasaba todo, y que pasaba de año gracias a ella.

mire mi celular, la aplicación del clima indicaba que hacían cero grados.

— ¿sabes si hacen alguna previa?— preguntó.

—Si, en la 609.— le conté.

Uy, no tendría que haber dicho eso.

—Creo.— agregué.

—Bueno bien, nos vemos ahí, seguro lleve a Iara.— asentí. Que incómodo.

volví a mirar hacia delante, el gil número dos se había sacado la campera, y se la había dado a Mara.

—¿tenés mucho frío?— le pregunté. Ella asintió.

—siento que se me congelan los huesos. — bromeó.

en otra situación, quizás en otro año, si me hubiese causado gracia su chiste.

saqué mi camperón de mi mochila, y se lo di.

—gracias, que caballero.— me sonrió.

— de nada.— le devolví el gesto.

MARA

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MARA

— bueno, no me retes.— le pegué suavemente en el brazo a Ari.

— Mara, no te enfermes.— chistó Monzón, acercándose a nosotras.

❝woman.❞ dukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora