La minina.

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Casa Vega, 8:24p.m.

TORI.

- ¿Quieres comer algo, muñeca?- Pregunté acariciando su sedoso cabello.

- Claro, lo que quieras.- Sonrió.

- ¿Pizza?- Acaricié su barbilla.

- De acuerdo.- Cerró los ojos al sentir el tacto de la palma de mí mano con su mejilla.

Me alejé para marcar a la pizzería y pedir una a domicilio, regresé con ella.

- Tardarán 45 minutos.- Me senté en el sofá.

Ella se acercó a mí, se sentó en mí regazo a horcajadas.

- ¿Qué quieres, muñeca?- Despreocupadamente paseé mis manos por todo su torso hasta llegar a su trasero, ahora planté mis palmas en aquel sitio.

- Tú sabrás.- Esa voz dulce me cautivó.

Estaba buscando mimos y yo estaba dispuesta a dárselos. Masajeé su trasero con suavidad y repartí pequeños besitos en su cuello.

- ¿La minina busca mimos?- Ella asintió y sonrió tierna.

- Mimos tendrá.- Besé cada palmo de su suave piel.

Luego de ésto ella se recostó completamente en mí cuerpo aprovechando que estaba sentada en mí, pasé cuarenta y cinco minutos con ella sobre mí, y viendo televisión. Sonó el timbre.

- Niña..- Di pequeñas palmaditas en su espalda. Gruñó en respuesta.
- Vamos pequeña, debo buscar la pizza.- Ésta vez acaricié la zona.

- No quiero..- Habló con su voz adormilada.

- Pues, irás conmigo bebé.- Me levanté rápidamente del cómodo sofá, la sostuve por sus glúteos y comencé a caminar hacia la puerta. Sus brazos abrazaban mí cuello al igual que sus piernas en mí cintura.
Abrí la puerta dejando ver a un asiático, rápidamente estiré lo que más pude de la remera blanca de Jade tapando lo posible del trasero de la niña.

- Serían.. 20 dólares señorita.- Sonrió, le entregué sus veinte dólares, tomé la caja con rapidez y cerré la puerta de un portazo en la cara del asiático. Me volví a sentar en el sofá.

- Niña, en serio... ¿No vas a comer?- Ella se volteó dándome su espalda pero siguiendo en su lugar.

- Comeré aquí, me gusta.- Yo negué divertida, tomé su cintura con una mano para que no se caiga y con la otra alcancé una rebanada de la comida que se encontraba en la mesita.

- Tan sólo... ¿Puedes dejar de ser tan linda?- Sonreí y le robé un beso.

- Nop.- Sonrió mostrándome su hermosa dentadura perfectamente blanca y radiante.

...

Omnisciente.

Luego de comer, Jade volvió a dormirse sobre Tori, parecía un bebé.

Tori llevo a su "nueva bebé" a su respectivo cuarto, la recostó y la acobijó, e hizo lo mismo ella.

Ya las dos dormidas se dieron las 3:42a.m, donde Jade se despertó y se sintió sola en ausencia de la empresaria. El cuarto era tan grande que daba miedo.
La niña se levantó. Tomó camino hacia la habitación de la morena y se adentró en ella, la descubrió durmiendo tranquilamente. Comenzó a escabullirse entre las cobijas y los brazos de la medio-latina.

- ¿Qué sucede, minina?- Con la voz ronca Tori hizo asustar a la pelinegra.

- Me desperté, entonces tuve frío y miedo.- Se acurrucó en el pecho de Tori.

- Está bien, intento creerte.- Rió suave.

La más pequeña comenzó a besar los labios de Tori tímidamente. Tori tomó el cuello de la menor e hizo lo que quiso con los labios contrarios, eran tan dulces.

Se separaron por falta de aire, Tori comenzó a trazar dibujos y formas abstractas en la espalda de Jade, y de pronto las dos cayeron en brazos de su precioso morfeo.

Los pensamientos de Tori seguían igual que antes pero sentía un poco de compasión y atracción por la menor, era imposible no fijarse en ella y su belleza.

Pero Jade sentía la necesidad que sentirse cuidada y protegida por la mayor, en que la domine o qué la bese, ésto ya no era por necesidad por el escaso dinero , era por deseo y gusto.
También le era imposible no fijarse en la lindura de Tori, su piel morena, su cabello y ojos del mismo color no dejaban nada por reclamar, también era hermosa. Espléndidamente hermosa e irresistible a los ojos de la más pequeña lindura.
Las dos y más Jade, sabían que iban a comenzar los problemas, era mucho más que deducible.

Human sex doll. || JoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora