Capítulo 6

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Sintió un apretón en su mano y miró a la persona a su lado.

Kenma tenía una cara bañada en terror. Eso era porque ya habían llegado a la escuela y solo tenían que dar unos pasos para entrar al edificio.

—¿Tienes miedo? —preguntó en voz baja. El teñido asintió—. ¿Es porque estamos tomados de las manos? —Kenma volvió a asentir—. ¿Quieres que te suelte?

Por la manera en la que lo miró Kenma, pareciera que hubiese insultado a su juego favorito. Kuroo se le quedó viendo, esperando a que respondiéndose algo.

—Empezaremos a hacer esto siempre, ¿verdad? —Kuroo asintió—. Entonces no quiero soltar tu mano.

—¿Quieres entrar tomados de la mano?

Kenma asintió, sintiéndose repentinamente seguro. Kuroo tiró de su mano y se dirigieron lentamente hacia el interior del edificio. El teñido comenzó a sentir la mirada de la gente sobre él, así que, al no saber qué hacer, solo bajó más su cabeza —que estaba siendo cubierta por la capucha de la chaqueta de Kuroo— y se pegó más al pelinegro, apretando el agarre.

Eso probablemente iba a ser el único problema al salir con Kuroo Tetsuro. Si Kenma aceptaba ser su pareja, tendría que aprender a vivir con la popularidad del pelinegro. Saldría con el capitán del equipo de vóley que era demasiado apuesto. Es obvio que tendría muchas miradas sobre él y no sabía cómo sentirse, no estaba acostumbrado a tanta atención.

—Iré al baño —dijo Kenma lo suficientemente alto como para que Kuroo solo lo escuchara. El pelinegro bajó la mirada para verlo y asintió. Kenma, al ver eso, simplemente pensó en soltarse de él, pero Kuroo ya estaba diciéndole algo.

—¿Beso de despedida?

—Ni lo pienses.

Kuroo soltó un pequeña queja divertida y soltó a Kenma, no sin antes dar un apretón a su agarre. El teñido se alejó rápidamente, abrazándose a sí mismo e ignorando cómo la mayoría de las personas a su alrededor lo miraban.

Kuroo solo lo vio irse con una sonrisa.

Kenma solo pudo respirar cuando entró al baño. Se encerró en un cubículo, bajó la tapa del retrete y se sentó sobre este.

Contó hasta diez, tapó su boca y gritó en silencio.

¡Estaba felizmente avergonzado! No sabía qué había pasado desde que Kuroo fue a su cuarto, estaba tan nervioso que le costaba recordarlo, pero estaba feliz. Sentía mucha emoción por sus venas y simplemente no podía superarlo. Kuroo le correspondía, no lo odiaba, no lo había rechazado ni nada por el estilo. Le correspondía.

Kenma ya no se sentía molesto. Ya no tenía la necesidad de ignorarlo. Ahora que habían hablado (o algo así), Kenma ya podía hablarle y ser él mismo a su alrededor otra vez. No podía explicar la emoción que sentía en su corazón ahora mismo. Quería llamar a alguien y decirle lo feliz que estaba pero no tenía más amigos que el pelinegro. Y Lev —que era la persona con la que más hablaba después de todo—, era un desastre.

Así que festejó solo, pataleando y recordando con una sonrisa tonta todo lo que había pasado. Jamás admitiría que eso pasó enfrente de Kuroo, así que sería su pequeño secreto. Se supone que debería empezar a pensar en qué eran y cómo decirle a sus padres que tenía algo con el pelinegro. Pero quería permitirse disfrutar y solo disfrutar por un día.

El hablar con sus padres sería un problema en el futuro.

***

—Yaku, Yaku.

Kuroo picó la espalda del chico con un lápiz. Estaban en medio de clase de economía y, si bien el pelinegro no era el mejor en ello, no prestaba atención. Simplemente no podía después de todo lo que había pasado.

Just The Two Of Us | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora