Capítulo 25

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Cuando Kenma abrió los ojos, no quiso moverse. Sintió sus mejillas arder por la vergüenza y deseó ser capaz de poder dormirse otra vez.

Lo que había pasado la noche anterior había sido excesivamente bochornoso. La había pasado increíble, pero no quería recordarlo si quería mirar a la cara a Kuroo esa mañana. Aunque, de por sí, le costaría. Anoche se habían descontrolado y no lo negaría. Lo había escuchado gemir su nombre, y por más vulgar que suene, lo había montado… Santo cielo, Kenma estaba demasiado abochornado. Qué vergüenza… y eso que no habían llegado a algo realmente serio.

Ni siquiera quiere recordar que por poco le ruega a Kuroo para que sigan.

—Buenos días para ti también, Kenma.

Se tensó por completo al escuchar la voz de Kuroo. Sonaba más grave que la noche anterior… cielos, debía calmarse.

—¿Cómo sabes que estoy despierto?

—Te mueves mucho.

—Lo siento…

Sintió los dedos de Kuroo jugar con los de él. Kenma recordó como eran: largos y finos. Oh, no, alto ahí pensamientos hormonales.

—Tienes que levantarte a preparar el desayuno. Es tu turno…

Kenma pensó que sería una buena idea. Quizás así podría lograr que la vergüenza se pasara y pudiera actuar normalmente otra vez. Así que no dudó en levantarse de la cama y arrastrar sus pies hacia la puerta, sin embargo, la voz de Kuroo lo detuvo.

—¿Y mi beso de buenos días?

Kenma se congeló en la puerta, con sus dedos rozando el frío picaporte. ¿Besarlo? ¿Después de anoche? Jamás, era muchísimo. Simplemente negó y salió del cuarto rápidamente, huyendo al baño.

Kuroo miró en dirección a la puerta con el ceño fruncido.

***

—Buenos días.

Kenma se tensó al sentir un beso en su mejilla. Kuroo lo había abrazado por detrás y fugazmente le había plantado un beso. Haruko seguía en el hospital, así que seguían solos y podían hacer lo que querían.

A diferencia del pelinegro, Kenma no lo saludó. Siguió revolviendo el café mientras sentía la mirada confundida del mayor.

—Está bien —Kuroo tomó aire—. ¿Qué pasa? —Kenma simplemente negó—. No me mientas, hay algo malo. No me has mirado ni me has dirigido la palabra en toda la mañana. ¿Tuviste una pesadi- Oh… ya entendí.

Por suerte Kuroo no era tonto.

—¿Es por lo de anoche?

Soltó una risa. Y Kenma asintió.

—¡No tienes que avergonzarte por eso! —volvió a abrazarlo por detrás—. Supongo que es algo normal en las parejas —acarició su cintura mientras dejaba un camino de besos de su cuello hasta su hombro—. A parte, seguro llegaremos a algo más en el futuro, ya te lo dije.

—Sigue siendo vergonzoso…

Volvió a reír.

—Cielos, Kenma, te amo. Esto me causa mucha ternura.

—Ya cállate…

—Lo digo en serio —Kuroo apoyó su mentón en el hombro del menor mientras acariciaba sus costados—. Solo fue cosa de una noche, no lo pienses y ya.

—¿Tú no tienes vergüenza?

—Supongo, no lo sé —se encogió de hombros—. Después de todo, eres tú. Más que avergonzado, estoy orgulloso.

Just The Two Of Us | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora