Capítulo 12

5.8K 532 146
                                    

Kenma se despidió de Kuroo al entrar a la escuela. Estaban llegando tarde porque él debía bañarse y discutió con el pelinegro por eso mismo. «¡Deberías haberte duchado anoche, hace frío ahora y no estamos en un buen horario!» Recuerda los reproches de Kuroo y la manera en la que él rodó los ojos, lo ignoró y se dirigió al baño para ducharse tranquilo. Sabía todo lo que le molestaba a Kuroo sobre llegar tarde a clases, así que se tardó más de lo normal solo para hacer que se enojara más. Así era Kenma.

El camino a la escuela fue lento, Kuroo se había terminado de rendir con el teñido cuando vio la hora. Llegarían tarde de todos modos, así que se tomaron su propio tiempo para caminar y llegar a la estación de tren. Siempre fueron tomados de las manos y gracias a eso, el pelinegro pudo caminar rápido y obligar a Kenma a ir a su ritmo. Lo hizo para molestarlo.

Ahora Kenma se encontraba en la clase de biología. No le interesaba mucho, así que no prestaba atención pero fingía hacerlo para que no llamaran su atención. Perdió su mirada en la pizarra mientras se concentraba en recordar lo que había pasado esa mañana y en lo que pasaría al finalizar el turno de clases.

Él saldría con Kuroo. Tendrían una cita. Y Kenma comenzaba a sentirse completamente nervioso: su estómago era un nudo nervioso y su pierna no dejaba de subir y bajar de manera incesante. Incluso mordía sus uñas y observaba por la ventana, intentando calmarse. Saldría con él, maldita sea, jamás pensó que podría terminar saliendo con él. Tenía mucho miedo de arruinar todo.

Pensó que debería hablar más, intentar comportarse más extrovertido para no aburrir a Kuroo. Lo que menos quería era escuchar un bostezo y un "qué aburrido que estoy" por parte del mayor; sonaba como una pesadilla. Kenma quería pasar una buena tarde y noche, así que pensó que intentar abrirse más con Kuroo sería buena idea.

—¡Kenma-san! 

Cuando se despertó de su nube, notó que ya no había nadie en el salón. Estaba completamente solo, en la misma posición en la que empezó a pensar en Kuroo. Miró a la persona que lo llamaba y se sorprendió al ver a Lev.

—¿Qué haces aquí? —preguntó frunciendo su ceño. Lev tenía una sonrisa como siempre.

—¡Vengo a buscarle! —exclamó—. ¡Lo he extrañado, Kenma-san!

—No hace falta ser tan formal conmigo... —murmuró levantándose de su asiento y guardando sus cosas. Cuando terminó de guardar todo en su mochila, Lev entró al salón y la tomó por él—. ¿Qué haces? —alzó una ceja.

—¡Te ayudo! Pareces cansado.

Kenma rascó su ojo izquierdo y terminó asintiendo.

—¿Iremos a la cafetería?

—¡Está bien! Escuché que el menú de los jueves es increíble. Creo que tiene carne y unos cuantos vegetales, pero no soy fanático de ellos. ¿A ti te gustan, Kenma-san?

Kenma negó.

Lev Haiba era un año menor que él y lograba exasperarlo fácilmente. No era como si le cayera mal, después de unos meses juntos, Kenma se había encariñado —un poco, tan solo un poco— con el menor. Aun así lograba sacarlo de sus estribos y molestarlo a un nivel increíble, colmando su paciencia y obligándolo a levantar la voz. La mayoría de las veces le reprochaba ser tan energético e impulsivo, pero Lev no paraba. Era tan persistente como Kuroo.

Yaku solía retarlo mucho, casi peor que él. Los demás chicos del club (Y también Kuroo, porque es un idiota) solían decirle a él y a Yaku que eran como sus padres, porque siempre lo intentaban mantener a raya y lo obligaban a comportarse. Ellos se enojaban, diciendo que los padres no insultaban a sus hijos cada dos segundos y se limitaban a decirle "Cállate, Lev" cada un minuto.

Just The Two Of Us | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora