Obito no supo en que momento el tiempo había pasado, pero así fue y él no podía estar más nervioso y feliz por su pequeña Nakumi. Aunque en este momento volvía a entrar en pánico viendo cómo su pequeña lo había perseguido gateando.
No se había dado cuenta de la nueva habilidad de Nakumi, puesto que ella solo se ponía en posición, más no avanzaba y fueron muchos los intentos que Obito hizo que se resigno y esperó hasta que su nena lo hiciera por su cuenta. Nunca imagino que una semana después lo hiciera.
Para poner todo en contexto, Obito estaba en su departamento con sus amigos y hermana, él se encaminaba hacia la cocina para traer otra bebida mientras Nakumi se entretenía con sus juguetes, cuando estaba apunto de cruzar hacia la cocina escuchó un gran coro de exclamaciones por parte de sus invitados.
Miró a su hermana y ella le señalo hacia abajo.
Miró hacia abajo y la vio.
Su Nakumi, su pequeña.
Gateaba hacia él.
Obito no se contuvo y comenzó a botar lágrimas, mirando a su hija quien había llegado a sus pies, la alzó y le dio un beso en la frente. Nakumi solo lo vio distrayéndose con la ropa de su papá. Luego de algunas palabras con los demás puso a Nakumi en su mecedora, pero ella no quería estar ahí, así que alzó sus bracitos para que la cargue.
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Obito no se resistió y la cargó hasta que se quedara dormida, aún así continuo con las actividades que tenía con sus invitados.
-Obito, ¿Nakumi no se incomoda durmiendo en brazos?- preguntó un peliblanco
-La verdad no, pero es muy selectiva si duerme de esta manera-dijo el pelinegro
-La pequeña Nakumi escoge cuales son los brazos más cómodos, por ejemplo, no le gusta dormir en brazos de Mitsuki-dijo en burla Shisui
-Ay ajá, como si durmiera en tus brazos también-respondió la pelinegra
-Nakumi solo duerme en los brazos de Obito, Madara-san, Minato-san y Tobirama-san-dijo sonriendo la pelicastaña.
-Vaya que buena elección, puros guapos-dijo en broma la Mitarashi.
-Concuerdo con ella-apoyó la pelinegra
-Lamentablemente para ustedes, están casados, tienes hijos, son mi familia política y de sangre-dijo Obito.
-Ya pero solo es familia tuya-añadió la pelimorada
Obito solo rodó los ojos y se dispuso a llevar a Nakumi a su cuarto, la echó en su cama, arropó y acomodó las almohadas.
-Vaya enserio te cae el look de papá luchón
-Mitsuki, casi me das un infarto-dijo agarrándose el pecho.
-Obito, ¿no crees que ya es hora de decir la verdad?...
