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Su hija

Obito quería vomitar, quería salir huyendo de ahí lo más pronto posible, pero se recompuso al observar inquieta a su hija. Tomo aire y toco el timbre de la casa, oyó un "ya va" y se dispuso a esperar mientras se dedicaba a acomodar a Nakumi en sus brazos. Cuando escucho la puerta abrirse le dio un beso a su pequeña y formo una sonrisa en su rostro tratando de quitar todo rastro de nerviosismo en él.

-¿Obito?

-Hola Minato, disculpa las molestias-sonrió un poco apenado

-No te preocupes no es molestia, siempre es un gusto verte a ti y a mi nieta- dijo mientras los hacía pasar.

Al entrar a la casa lo primero que vio fue a Kushina tratando de que su hijo comiera vegetales, fallando incontablemente, pero esta al ver a los invitados cambió su rostro a uno más alegre.

-Obito que alegría verte- dijo la pelirroja mientras se acercaba a ellos con el bebé rubio en brazos

-Lo mismo digo Kushina-dijo con una sonrisa- El pequeño Naruto ha crecido mucho ¿no?

-Si, cada vez esta más grande- Kushina miró a su nieta- Igual que nuestra pequeña Nakumi

Obito quería usar como excusa a Nakumi e irse rápidamente, pero se armó de valor y prosiguió con su plan.

-Minato, Kushina, quiero hablar con ustedes acerca de Nozomi.

Fue como si el tiempo se hubiera detenido, Obito miro a sus suegros y notó que sus rostros estaban levemente incómodos, pero rápidamente se recompusieron. Obito dejó a Nakumi en el suelo junto a Naruto y mientras ellos jugaban prosiguió a contarles la casi verdad.

-Obito, ya que has decidido hablar de este tema, tengo que preguntar algo que me ha estado inquietado desde el momento en que Nozomi se fue.

Obito asintió y esperó la pregunta.

-Obito ¿Qué fue lo que paso con Nozomi?

-Yo...

Obito quería llorar, se sentía patético, pero sabía que estaba haciendo lo correcto así que prosiguió y comenzó a relatar todo desde el momento en el que su relación se había roto, las huidas de Nozomi, sus peleas, los malos tratos que a veces recibía Nakumi de parte de Nozomi, hasta que tuvo que llegar a la cereza del pastel.

-Aunque traté de poder solucionar y contener todos los problemas que ocurrían, hubo algo que jamás perdonaré y es el hecho de que ella no solo me engañó con alguien más, sino que incluso fue capaz de lastimar a su propia hija intoxicándola, quien sabe cuantas veces.

El ambiente se volvió silencioso y tenso, Obito estaba neutro, pero por dentro lloraba y sufría.

-¿Cómo? ¿Cuando? Dios mío, esto es mucho para asimilar- dijo Minato para luego suspirar

Kushina seguía pasmada, sus ojos estaban rojos y llorosos, pero se recompuso, se dirigió a Obito y con una voz firme le dijo algo que jamás pensó decir.

-Obito, quiero que te vallas de mi casa ahora mismo....

𝓟𝓪𝓽𝓮𝓻𝓷𝓲𝓭𝓪𝓭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora