𝐬𝐢𝐱

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—Fóllame.

Rodrigo clavó la mirada en el cuerpo de la chica, relamiéndose los labios. Tenía un cuerpo descomunal. Sus pechos eran grandes, sus curvas eran diminutas y su trasero era la gloria. Esparció besos desde el cuello hasta el abdomen, para luego volver a unir sus labios. Amaba tanto desconocerse durante el sexo, quería ser rudo y demandante, lo hacía todo más excitante. Bajó la ropa interior de Sofía, su novia, y admiró la vista.

Ella era magnífica y preciosa a sus ojos, estaba enamorado. Llevaban mucho tiempo saliendo juntos, y Rodrigo se sentía más que feliz a su lado. Sofía trabajaba en el extranjero, lo que quería decir que su tiempo era limitado. Cuando normalmente venía de vacaciones, aprovechaban para tener sexo salvaje día tras día. Rodrigo no se cansaba nunca de observar el mismo cuerpo, le fascinaba.

Sofía besó sus labios y soltó suspiros de entre medio. Literalmente le estaba comiendo la boca, y eso lo ponía al cien aún más. Se apartó unos momentos y sacó un condón del cajón. Nunca había follado sin protección, era arriesgado y peligroso.

—Sin condón. —exigió Sofía viendo como Rodrigo alcanzaba a ponérselo.

—¿Qué?

Rodrigo, incrédulo, no tenía ni una sola intención de hacerle caso. No iba a follar sin condón, no quería sorpresas después de todo. Todavía era joven. Tomando en cuenta que, sería una doble decepción para su familia, y no quería más malas reputaciones. Sofía juntó sus piernas y se sentó en la cama, cruzándose de brazos.

—¿No me has oído? —dijo de mala gana— Siempre follamos con condón. Escuché que es mucho más placentero sin usarlo.

—Ni hablar, no quiero sustos. —Rodrigo movió la cabeza. No estaba de acuerdo.

—¿No me quieres?

Sus ojos se aguaron y bajó la cabeza. Rodrigo se mordió el labio y frustrado se quitó el preservativo. Odiaba ver a Sofía llorar, le ardía el pecho. Ella utilizaba ese truco demasiadas veces, conseguía lo que quería y luego volvía a la normalidad. Rodrigo no se daba cuenta, él estaba cegado, cegado por amor.

—Te amo, te amo muchísimo. Eres mi persona favorita.

Sofía sonrió victoriosa. Rodrigo dejó marcas voraces en su cuello. Se unieron el uno al otro, chocando bruscamente sus pieles. El contacto era vil y apacible. Rodrigo jadeaba. Sofía era una experta. ¿Cómo no serlo? tenía veintitrés años mientras que Rodrigo apenas cumplía los dieciocho.

Estaba mal.

Rodrigo era plenamente consciente de ello. Oía que ese tipo de relaciones eran dañinas.

Sofía nunca sería capaz de hacerle nada.

。。。

Un día antes de su cumpleaños. Un día antes del cumpleaños de Rodrigo. Llegaba a casa después de haberse comprado un pastel, ya que Sofía decía estar ocupada. A Rodrigo le pareció un poco triste tener que comprarse él mismo el pastel, prefería mil veces que lo hiciera otra persona como sorpresa. Ya no era un niño de todas formas, esas cosas eran absurdas. Al menos eso le contaba su novia.

Dejó las llaves en la mesa del recibidor y el dulce pastel en la nevera. Tenía ganas de celebrarlo yendo a algún que otro restaurante, o invitar a todos sus amigos a un karaoke. Se conformaría con cualquier cosa con tal de pasárselo bien. Alguien llamó al teléfono, Rodrigo aceptó.

—Escúchame, Rodrigo. —era Hugo. Se escuchaba alterado.

—¿Qué sucede? ¿Todo bien?

—Sofía. Ella... yo... Rodrigo.

Oyó como su amigo suspiraba malogrado.

—Salí junto con Gonza y Mati. —explicó, calmándose— Sabíamos que estabas ocupado y por eso no te dijimos de venirte.

—¿Cuál es el punto de todo esto, Hugo?

Rodrigo empezó a impacientarse. Su pulso se aceleró.

—¿Hugo?

—Sofía se estaba besando con un hombre.

Nadie dijo nada.

Rodrigo no podía creerlo.

—¿Esto es una broma de mal gusto?

—Nunca jugaría con eso, Rodrigo, lo sabes bastante bien-

—Mientes.

Se levantó del sofá. Caminó de una esquina a otra, sin poder parar. Colgó la llamada dejando a Hugo en medio de una frase. Ni siquiera le escuchó. Llamó a Sofía de inmediato.

—Diga.

Sofía parecía tranquila. Se oían los gritos de la gente.

—¿Es eso cierto? —se limitó a decir Rodrigo con la voz entrecortada.

—¿Te lo contaron? Ya era hora.

Rió.

Ella se había reído.

—¿Qué dices, Sofía? —no creía lo que estaba pasando.

—Te engañé múltiples veces, ¿y qué? ¿Creías que estando tan lejos podría soportar no tener sexo? Además de que eres un niñato inexperto, solo te manipulé a mi gusto.

Al menos le decía la verdad, aunque dolía.

—Feliz cumpleaños, Rodrigo.

Colgó.

Rodrigo quedó inmóvil.

La persona que más amaba lo había apuñalado por la espalda.

𝘀𝘄𝗲𝗲𝘁 𝗯𝗼𝘆 [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora