♔︎𝕯𝖊𝖈𝖊𝖓𝖉𝖊𝖓𝖙𝖘♕︎

♔︎𝙴𝚕 𝙱𝚒𝚎𝚗 𝚢 𝚎𝚕 𝙼𝚊𝚕♕︎

—Dejemos esto aquí, nadie debe saber que llegamos.

—¿Tanto miedo le tienes a tu propia gente?

—Créeme que seguro no les agrado.

—Todos te admiran.

—¿Qué? —preguntó sorprendido.

—Quieren vivir tu vida, tener tus comodidades, desean tu suerte por salir de este lugar y no lo mal entiendas no es envidia. Solo esperan que algún día ellos también puedan hacer lo que tu y los demás hicieron, tener una vida mejor.

Izuku no estaba enterado, claro que sabía y agradecida su suerte pero nunca creyó ser el ideal de alguien. Aún así Todoroki podría seguir con el proyecto sobre hijos de villanos, muchas más personas como él podrían tener la suerte de un mejor comienzo.
Dejando esos pensamientos de lado el pecoso siguió a donde Dabi lo estaba guiando, la guarida de Hades, un sitio al cual nadie se atrevía a acercarse por el miedo que le tenían al dios del infierno. Un rugido se escuchó al fonde de aquella mina, el peliverde no pudo evitar que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.

—Solo mantente cerca. —le advirtió el azabache a lo cual el contrario asintió.

—Apuremonos quiero irme rápido de este lugar.

—Una visita un poco más larga no suena mal.

—Para mi sí.

Llegaron al lugar en donde el mayor se encontraba durmiendo, y a su lado estaba la brasa, Midoriya se acercó por detrás mientras Dabi vigilaba que Hades no despierte pero por accidente pateó una lata en el suelo que generó mucho ruido en ese espacio tan silencioso.

—Por fin apareces ¿dónde anduviste causando problemas ahora?

—Ya sabes, por aquí por allá, todos necesitan un poco de Dabi.

—¿Incluso los idiotas de Yuei?

—Así que lo sabes.

—Los rumores vuelan por aquí. —habló aún con sus ojos cerrados y gran calma.

—Si pero ese lugar no es para mi, princesas y príncipes es algo que no soporto.

—Aunque eres uno de ellos.

—Eso fue hace mucho tiempo...

—¿Y tu Izuku que me dices?, ¿también te cansaste de la realeza? —el ojiverde suspiró pesado al verse descubierto.

—Maldicion. —murmuró.

—Es bueno verte luego de tanto. —sonrió viendolo.

—Hola papá.

—Hola hijo. ¿Acaso estar en ese lugar te hizo olvidar como ser discreto?

—Veo que sigues igual de molesto que siempre, dame lo que necesito y me iré.

—Quieres mi brasa ¿para qué?

—Yuei corre peligro y necesito ese poder, la traeré de vuelta si es lo que te preocupa.

—Oh claro que no me preocupa eso, se que lo harás, mi problema es por qué te ayudaría. No me importa lo que les pase a esas personas después de todo por su culpa estoy aquí.

—No vine hasta aquí para escuchar tus lamentos, solo dame la brasa. —dijo intentando tomarla de las manos de su padre pero este la alejó y sonrió con enojo.

—¡Yo solía ser un dios! Y ellos me quitaron todo, tu no sabes cómo se siente eso.

—Créeme que lo sé desde hace mucho tiempo.