Izuku nunca imaginó que el amor, un sentimiento tan puro y efímero, pudiera ser tan doloroso. Y mucho menos que esas hermosas flores que tanto le recordaban a él fueran las causantes de su gran sufrimiento.
Cada mirada y risa que aquel rubio le rega...
-La etapa de negación es lo primero que sucede en un enamoramiento Midoriya Kun-declaró.- ¡Espero puedas aceptar aquello pronto!- Dijo, para después ser jalado por aquel chico explosivo que ahora se encontraba regañando a su pareja por estar fuera del área de prácticas en hora de clases.
Si, su pareja.
Kirishima tenía razón. Aquello no se podía negar, estaba enamorado, enamorado de aquel chico que le ponía una pizca de adrenalina y travesía en su vida, que lo hacía volar con un solo roce, estaba locamente enamorado de aquellos ojos que lo volvían loco, lo deseaba, deseaba estar a su lado, que le dedicara esas únicas sonrisas, que ese amor que guardo por tanto tiempo lo demostrará sin miedo ni temor a los demás, simplemente siendo felices ellos dos. Pero, sabía que aquellos sentimientos no serían correspondidos por más que lo deseara, y le duele. Le duele porque sabe que...
Él no es el único que lo ama y desea de esa manera.
Oh amigo mío, perdóname por amar, perdóname por querer, perdóname por querer algo que ahora es parte de ti.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Deku kun ¡entra!- Grito Uraraka mientras hacía señas para que el peliverde ingresara, pero cuando iba a encaminarse a la entrada algo lo hizo retroceder y correr en dirección contraria a aquel establecimiento, y Uraraka se extrañó de aquel acto, miró a su alrededor y ahí lo vio. Observó aquella escena que hizo que Deku ahora corriera de manera tan apresurada y aferrándose a su corazón desbocado y, rogándole a sus piernas que no le fallaran en aquel momento,mientras tosía y cubría su mano que ahora estaba llena de aquel plasma sanguíneo que se camuflaba en aquellos pétalos rojos. ¿Por qué le tenía que pasar esto?,¿por qué debía tener ese efecto por él?...
Bakugo no lo sabía pero gracias a él; una rosa crecía en sus pulmones y con sus fuertes espinas lo perforaba poco a poco, dejándolo sin aire. Al igual que aquella sonrisa que le brindó esa noche.
Llegó a aquel baño que tanto deseaba encontrar y se encerró en el primer cubículo que encontró para empezar a vomitar y toser aquello tan hermoso pero a la vez tan doloroso que yacía creciendo dentro de sus pulmones.
Su diafragma hacía que su respiración subiera y bajara con rapidez y aquella fuerza al toser hacía que su garganta se desgarre y con ello sus pulmones se contraigan y dolieran cada vez más haciéndole rogar por más aire.
Su garganta solo pedía misericordia, al igual que sus pulmones...
