3. Gimnasio De Hell's Kitchen

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El sol comenzaba a ocultarse entre los edificios de la ciudad, Olivia guardó su ensayo antes de cerrar su laptop, tomar sus cosas y salir del apartamento.
Decidiendose por tomar el metro, dejó en el edificio su bicicleta, pues después de los entrenamientos prefería poder estar sentada una buena cantidad de minutos y no pedaleando durante media hora.

Bajando del metro y recorriendo el barrio de Hell's kitchen le trajo recuerdos, pues la primera vez que había terminado ahí se sentía bastante intimidada por las personas, ahora le parecía un barrio más, incluso recordándole hasta cierto punto a su barrio de infancia, pues habían un par de vecinos latinos que le saludaban al pasar, en especial la señora que vendía gorditas de nata en el parque a una cuadra del gimnasio. Olivia siempre pensaba que era una muy buena estrategia, pues nada era más tentador que unas gorditas de nata al finalizar los entrenamientos, eso y los niños del parque con hambre después de trepar por el tobogán 100 veces.

La chica pasó la calle, entró al edificio, subió las escaleras al segundo piso y cruzó el pasillo para entrar al gimnasio.
Por la hora, estaba casi vacío, y de la puerta donde se leía "Fogwell's gym" salía un hombre, robusto con barba tupida y cabello cano.

   — Hola Jack, ¿Está Mattie?
   — Como siempre

El hombre apuntó con un gesto de barbilla y salió por la puerta, Olivia sonrió en agradecimiento y se fue al área de entrenamiento.
Ahí ya se encontraba su compañero de entrenamiento, con la típica camiseta sin mangas golpeando el saco de boxeo.

   — Hey Mattie, se me hizo un poco tarde.
   — No es como si tuviera otro lugar al que ir.
   — No lo sé, quizás alguna cita con alguna chica linda, Foggy dice que tienen debilidad por ti.
   — Ve a cambiarte.
   — Si señor.

Matt sonrió. Esperó unos momentos a la chica, y después empezaron su entrenamiento.
Cualquiera que los viera pensaría que ella tomaba una gran ventaja contra alguien ciego, pero las paredes y ventanas del lugar eran testigos de que la vista no era un impedimento para que Matt terminara dejando a la castaña en el piso. La chica era hábil, y si bien la fuerza no era su punto fuerte, su agilidad compensaba la balanza; aún así, no importaba la velocidad de sus ataques, el joven siempre parecía predecir cada uno de sus siguientes movimientos, esquivando y contraatacando en un segundo.

Minutos después, al igual que veces anteriores, era Olivia quien se encontraba tirada en la colchoneta, jadeando y sudando por todo el esfuerzo.

   — Quita esa sonrisa de tu cara, algún día voy a ganarte.
   — Si tu lo dices.
 
La chica se levantó y fue a sentarse junto a su compañero en la banquita a un lado de las colchonetas.

   — Ya en serio, nunca puedo ganarte, siempre termino embarrada en el suelo.
   — A veces, aunque te derriben, puedes ganar un encuentro. No se trata de cómo caes, sino de cómo te levantes.
   — ¿Eso significa que puedo ganarte?
   — Significa que tienes el potencial de hacerlo.
   — Hmm, eso no es precisamente lo que quería escuchar.

Matt rió con el comentario y cambió de tema.

   — ¿Como vas con la escuela y con ese chico de Queens, Peter?
   — Peter, ¿y que quieres decir que como voy con él?
   — ¿Ya lo invitaste a salir?
   — ¿Invit... Sal.. Que? ¿Porque lo invitaría a salir?
   — Sigues en negación, de acuerdo entonces ¿Como va el proyecto?
   — ¡¿Como que en negación?! ¡Sólo es mi amigo! No sé porque tienes esa idea de que me gusta.
   — Bueno, van casi dos meses en los que sólo hablas de él siendo ya amigos, y llevas más tiempo hablando de él como el vecino de al lado — dijo él — eso y que has ignorado mis preguntas sobre tu escuela.
   — ¡No he ignorado tus preguntas! Solo... Me aseguro de dejar en claro cualquier malentendido.

Golden spiderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora