II

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— Bueno, este será el siguiente procedimiento, vas a beber de mi sangre

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— Bueno, este será el siguiente procedimiento, vas a beber de mi sangre.

La castaña sostenía una daga en una de sus manos y miraba con desinterés a la morena mientras colocaba la punta de la misma en su brazo.

— No, no te lastimes.

Jennie colocó su mano sobre la de la castaña antes de que pudiera hacerse daño con la daga. Lisa miró a la chica a su lado con altanería y seriedad, como si no le hubiera gustado su tacto, como si estuviera mal o fuera una pecadora.

— Sanaré en unas horas.

Su tono de voz fue seco y algo distante, cosa que obligó a la morena a alejar su mano de su brazo y encogerse en su lugar algo temerosa. Se sentía incómoda y vulnerable frente a la castaña, le tenía muchísimo más miedo del que podía expresar.

La grande chica a su lado pasó la daga por su brazo marcando una hilera de sangre. Colocó su brazo sobre una copa y la sangre cayó del mismo llenando el objeto de vidrio. En cuanto éste se hubo llenado hasta la mitad, alejó la daga de su brazo y se colocó una pequeña toalla
blanca sobre la herida.

— Bebe.

Jennie tragó saliva y tomó la copa con su pequeña y temblorosa mano mientras miraba el contenido dentro. Sí, estaba a punto de beber sangre. No, no podía beber sangre, ¿quién en su sano juicio bebería la sangre de otra persona? Bueno, Lisa no era precisamente un humano con todas las letras, pero se sentía como uno y eso bastaba para que Jennie no quisiera beber el líquido, no iba a beber sangre.

— No te preocupes, su sabor no es como el de la sangre común, en el instante en que la tomas entre tus manos para beberla, se transforma en algo dulce, como un caramelo, será fácil para ti tomarla, no te hagas ideas erróneas.

— ¿Para qué se supone que debo beberla?

— Bueno, si vas a quedarte aquí debes pasar por una transformación previa, sabes. Somos híbridos pero aún tenemos ese lado animal que desprende aires de cazador por cada poro de su piel. No quiero tener que estar sobre ti cuidando que alguno de la manada se te acerque al oler tu sangre, entonces tendrás que transformarte en uno de nosotros.

— ¿Un híbrido?

— Sí, un híbrido.

La morena movió la copa viendo el líquido balancearse en el vidrio. La sangre se veía demasiado roja y para nada espesa, cosa que no se esperaba. Se mordió el labio inferior y después acercó el objeto a su rostro para poder inhalar el olor del mismo.

Era extraño su aroma, era muy dulce y de repente se le hacía apetecible. Se relamió los labios y sin pensarlo una vez más, se llevó la copa a la boca para beber el líquido dentro de ella.

Pudo degustar su sabor por completo, era lo más dulce y delicioso que alguna vez en su vida hubiera probado, se sentía muy bien, demasiado bien.

Al terminarse todo lo que contenía la copa, se relamió los labios nuevamente mientras miraba a Lisa.

Hazme tuya | 𝗝𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora