[ Capítulo 11 ]

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Las palabras de Derek Ivanova cayeron como un balde de agua para ambas pelirrojas.

Aún cuando ambas lloraron al verse nuevamente, la mente de Janneth no estaba tranquila.

Esa fue la razón por la que decidió amenazar a Joel, con el fin de verlo por última vez.

Y allí estaba Alexander.

El pelinegro portaba un traje completamente naranja, unos zapatos blancos y una reluciente sonrisa.

¿Es que acaso su padre no vendrá a defenderlo?

Aquella pregunta rondaba en la mente de Janneth cada vez que alguien entraba a la sala de interrogatorios.

Ella guardaba la esperanza de que Alexander II , Dominic o Alison entrarán de infiltrados al lugar.

Pero ellos ya tenían órdenes.

—Inicia el interrogatorio.

Para hacer todo más "neutral", un juez sería el encargado de dar el veredicto final.

Lauren Ivanova no entendía la preocupación de su hermana, sin embargo, estaba dispuesta a apoyarla en todo lo que fuera necesario, aún si tendría que confiar en un desconocido.

—Acusado número 125 —Repasa un moderador—, se le acusa bajo los siguientes cargos: Extorsión, trata de blancas, negocios delictivos camuflados bajo una prestigiosa empresa, y por el homicidio de la señora Rosier Hank de Ivanova.

—Opino que debería llamarme por mi nombre, su señoría —Opina el pelinegro, sin ocultar una sonrisa—.

Muchos de los presentes, que en su mayoría eran periodistas, soltaron quejidos.

—¡Orden en la sala!

Todos y cada uno de los presentes decidieron hacer caso.

—Acusado número 125, ¿Se considera usted culpable de los actos antes mencionados?

—No en su totalidad, su señoría.

Ninguna parte presentaba abogados, ya que era una lucha más "Personal" que delictiva.

—¿Afirma entonces que ha cometido todos estos actos?

—El único delito del que me considero culpable es el de haberme enamorado de la prometida del demandante.

—¡Objeción!

Joel se levantó con furia de su mesa, mientras Alexander sonreía.

—Objeción denegada.

El rubio tomó asiento con brusquedad, mientras el resto de periodistas tomaban apuntes.

—Señor Fortescue, ¿Sabe usted por qué está aquí?

—Se me acusa de actos que nunca en mi vida he realizado.

Janneth Ivanova no sabía cómo actuar o pensar.

—Su señoría —Interviene Joel—, tengo pruebas que refutan mi demanda.

—Señor Coulson, pase al frente a mostrar las evidencias.

Joel se levanta acomodando su traje azul marino con elegancia, y se dirige a la mesa principal sin despegar su mirada del contrincante.

—Estas... Son evidencias de sus operativos clandestinos.

Joel pasa las diapositivas reflejadas en la pantalla especial, logrando así la atención de ambas pelirrojas.

—El atentado de Irán... Las irrevocables muertes de sus ciudadanos...

𝐏𝐥𝐚𝐧 "𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora