[ Capítulo 7 ]

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Bien dicen que un nuevo año atrae cosas buenas.

Pero en este caso, las cosas no son tan sencillas cómo parece.

Después de analizar por mucho tiempo, Alexander decide cumplir uno de los mil caprichos de su mujer.
Porque no estaban casados, pero él era su dueño.
Él y nadie más.

Era dueño de sus caricias, de sus labios, y de su cuerpo.
Podría decirse que también lo era de su mente, pero estaría muy adelantado.

—El auto estará listo en menos de 30 minutos, mi señor —Comunicó uno de sus guardias—.

—Perfecto.

El pelinegro se levantó de su silla para buscar a Janneth.

La llevaría a la presentación de su hermana, aunque eso significara que podrían verlos.
Y aunque la mayoría no estuvo de acuerdo, él era el jefe, y él imponía las reglas.

Porque el lema de su familia era algo simple, pero muy valioso:

"Loyalty and passion.
Perfect mix for success."

Y estaba dispuesto a asumir el riesgo.

Algo bueno para ellos es que no tendrían que viajar tanto, pues esa presentación se realizará a unas ciudades de dónde se encontraban.
Sólo faltaba una cosa, y era el vestuario.

Por eso llamó a una de sus empleadas, que específicamente armó algo nuevo, con el cual no fueran reconocidos a simple vista.

Alexander tomó el abrigo de su traje y se lo puso, acomodó su corbata y abrió la puerta para buscarla.

De seguro a ella le fascinará la noticia.
Pero lo que realmente esperaba él, eran las "gracias".

Siguió el rumbo de sus pies, a la vez que algunos guardias le hacían reverencias.

—Los llamaré si llego a necesitarlos —Les ordenó para quedarse sólo junto a ella—.

Todos los guardias allí presentes hicieron caso a la orden.
Sin embargo, una música salía de la habitación de Janneth.

A medida que avanzaba, se escuchaban dos voces.

—Oh, no —Soltó una carcajada—, debo tener esto en mi móvil.

Intentando hacer el menor ruido posible, avanzó a la habitación y abrió un poco la puerta, para luego sacar su celular del bolsillo.

Por su hermana menor conocía esa canción.
Anne Fortescue había sido una fiel seguidora de Taylor Swift, y por ende, reconocía algunas de sus canciones.


¡Hey, hey, hey! —Escuchó la voz de la pelirroja—.

Just think while you've been getting down and out about the liars
And the dirty, dirty cheats of the world
You could've been getting down to this sick beat.

Janneth sostenía un objeto con forma cilíndrica, imitando a un micrófono.

Y lo que venía iría directamente a un álbum.

Alexander verificó que su celular estuviera grabando y se acomodó minuciosamente entre la puerta.

My ex-man brought his new girlfriend
And she's like: Oh my God
But I'm just gonna shake
And to the fella over there with the hella good hair
Won't you come on over, baby?
We can shake, shake, shake

𝐏𝐥𝐚𝐧 "𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora