[ Joel Coulson]
Al ser una persona con gran poder, Alexander Fortescue III lograba tener ciertos lujos en su "celda".
Durante varias noches empezó a cuestionarse si había sido una buena idea, pero ya no había tiempo de arrepentimiento... Ya estaba allí.
Sin ganas, se dirije hacia una de las esquinas de la habitación, buscando algún libro o noticia que realmente llamará su atención, pero no había nada.
De pronto una alarma retumba por el lugar, y todos los guardias que custodiaban el lugar corrieron a otro lado.
Entonces él supo que ella lo había logrado.
Alexander ensanchó una enorme sonrisa de satisfacción al saber que iría por él.
—Eres un imbécil —Escuchó por el micrófono—.
—Soy tu hijo —Contestó él, a forma de grito de victoria—.
Su equipo había entrado al lugar con el fin de sacarlo, y qué mejor idea que dejar que todos los presos salieran de sus jaulas para causar alboroto.
Dominic usaba sus flechas para disparar desde un ángulo alto hacia los guardias que intentaban llegar a Alexander, mientras Alexander Fortescue II abría la celda de su hijo.
—Ha pasado mucho tiempo —Una morena llega al lugar con su traje—.
—Sabía que en algún momento tendría que tirar ese collar al suelo —Sonríe—. ¿Ya está todo listo para el escape?
—El plan Estocolmo está en ejecución.
—Perfecto, Alison.
El hombre cambió ese ridículo traje naranja por el traje negro que su compañera le había traído.
—Todo despejado —Dice Dominic al llegar a la celda—. Te traje un regalito.
—Tenemos menos de 10 minutos antes de que llegue la guardia nacional —Le recuerda Alison—.
—Perfecto, hora de nuestro escape.
Los tres caminaron con sus armas en mano, dispuestos a matar a todo aquel que se interpusiera en su camino.
—Como en los viejos tiempos —Suelta Alison emocionada, antes de disparar a un guardia—.
—¡No saben como extrañé esto! —Gritó Dominic, intercambiando su arco por un arma de fuego—.
—Siempre tan sentimental, Dominic —Se burló Alexander, disparando a su espalda—.
Siguieron el camino de escape mientras Alexander II les abría las puertas necesarias para huir.
—¿Cómo lo supiste? —Le preguntan entre risas—. ¿Cómo supiste que aceptaría?
—Ella es impulsiva —Sonríe, antes de dispararle en la cabeza a otro guardia—, y esos datos debían causarle shock sí o sí.
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𝐏𝐥𝐚𝐧 "𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨"
Short StoryJanneth Ivanova disfruta su soltería y fortuna de la mejor manera posible. Tras una noche llena de alcohol, drogas y relaciones sexuales con un desconocido de ojos negros, su vida empieza a cambiar ...La mirada desafiante y sensual del hombre, y la...