—Eres insoportable.
Han pasado algunos días desde aquel "secuestro".
Y esos dos personajes eran igual de insoportables.
—¿Jamás te callas? —Preguntó Dominic mientras limpiaba una daga—.
—El día que me largue me vas a extrañar.
Janneth había intentado huir seis veces en menos de 5 días, pero todo intento terminaba en fracaso.
Y así, tan fácil que hasta ella no lo creía, se rindió.
Ya buscaré otra manera —Pensaba cada noche antes de dormir—.
Eran muy pocas las veces que se topaba con Alexander, ya que no estaba mucho tiempo en casa.
Lo que hizo que ambos entablaran una rara amistad.
—¿Lista para perder?
—Veamos que sucede.
El reto era simple.
El que más dagas lograba dar en el blanco, ganaba.
Y con cada acierto, se bebían un vaso de licor.La primera fue Janneth, quién no pasó ni cerca del punto.
Eso generó una risa en Dominic, ya que él si logró apuntar.
—Segundo intento.
Y sucedió lo mismo.
Dos, tres, cuatro... Ocho veces en total, y la pelirroja no lograba dar en el blanco.
—No sirves para esto —Se burló—.
—Cierra la boca.
Y en la última, si le atinó.
Ella dio pequeños gritos de alegría al notar que lo había hecho.
Aún no podía saltar, pero ella lo hizo.—Auch —Se tocó el abdomen—.
—Ten —El hombre le dió un trago—.
—¿Quieres matarme?
—Tal vez... Pero dicen que el alcohol cura las heridas.
—Eso es el alcohol antiséptico...
—Sólo bebe.
Ella tomó el vaso y sonrío para sí misma.
No era tan malo después de todo.
Pero el líquido era fuerte, e hizo que arrugue la cara.
—Ja, Ja, Ja.
—La primera vez es así, luego te acostumbras.
Se encogió de hombros para luego quitarle el vaso y servirse uno para él.
La pelirroja caminó un rato, seguida por Dominic, claro, admirando cada uno de los cuadros de la enorme casa.
Hubo uno con el cuál se quedó mirando por un largo tiempo.
—Ella es su hermana.
—¿Alexander tiene una hermana?
—Tenía.
Janneth se sintió apenada por un momento, pero ese cuadro le recordaba a alguien.
A su hermana.
La joven pelinegra del cuadro estaba leyendo, a su lado izquierdo había una mesa donde descansaba una taza de té, y a su derecha había un tocadiscos.
—¿Recuerdos? —Preguntó—.
—Mi hermana era igual —Sonrió—, a donde quiera que iba llevaba un libro y su celular.
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𝐏𝐥𝐚𝐧 "𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨"
Short StoryJanneth Ivanova disfruta su soltería y fortuna de la mejor manera posible. Tras una noche llena de alcohol, drogas y relaciones sexuales con un desconocido de ojos negros, su vida empieza a cambiar ...La mirada desafiante y sensual del hombre, y la...