✿ 82. Destino

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Desde entonces soy como árbol caído, mis ramas secas se rinden, la raíz se pudre se hunde tan profunda como la herida, han escrito un corazón y enlazado dos letras en mi corteza, me lástima recordar quién posó sus gentiles dedos sobre mí, quién cortó frutos de mis hojas en los buenos tiempos de cosecha.
Eso hablaba tanto de nosotros, me conocía tan bien, más que yo sobre mí, me capturó hasta la medula y yo que apenas mostraba una hebra suelta.
Y si fuera viajera del pasado correría por los sitios que aún se sintieran sus abrazos cálidos, antes que el otoño se despidiera bruscamente dejándole el paso a las tormentas invernales, reconociendo el olvido como su igual. Tenía el cielo justo encima de mí y no era nada sabio pensar en fundirme con el azul y gris, pues su sonrisa en Saturno aún brillaba ahí, pero no aquí, no ha mi lado, no entre los dedos de mi mano.
Sabía que su marca aún nadaba mar adentro, que existía en los abismos de mi mente para que no tuviera a donde huir.

Retazos de MelancolíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora