El anciano poeta con su bordón haciendo surcos en el suelo insostenible, su vieja y pequeña libreta oculta bajo su abrigo a su derecha, ambos viajeros perdidos.
Recolecta nueces a su paso, lento es su andar, sus ojos se abren a la nueva vida, dispuesto como siempre a sacrificar, a escribir, a juntar palabras que florecen en su ya magullada mente, el pasar de los años le arruga la piel pero no el corazón. No está dispuesto a perder el sentido de la apreciación, no está cansado de los sonidos, colores o sensaciones. Aún no ha terminado su poema final.
Y es cierto que ya no está para las andadas ni para bailar un complicado vals, él sabe que lo que un día sembró hace tiempo que de sus frutos se alimentó. Sus nietos hoy le han preguntado que les deja de herencia si algún día (muy lejano) los deja de esta tierra, él les sonrió -¿Acaso hay algo más valioso en este viejo que ustedes no hayan recibido a manos llenas? Si se preocupan por los bienes siento que mi herencia será muy pobre, los dolores de la vida me han dejado solo para mantener mi salud a flote. No llevo nada conmigo hijos, pues mi nuevo camino no me permite mas que cosas que guardo aquí y aquí. En aquella repisa está mi legado, mis pensamientos y mis complicados enredos con la vida. Allá ustedes si deciden darle algún valor.
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Retazos de Melancolía
PoesiaCien poemas que se escribieron en pandemia y que no necesariamente hablan de eso. Retazos de melancolía, 2020-2022. © Queda prohibida la reproducción total o parcial de este material por cualquier medio sin el previo y expreso consentimiento por es...