✿ 45. La muerte en Castilla

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Años atrás, en la época de sequía,
mi alma estaba tan flaca que no se podía
sostener ni sentar en la tambaleante silla.

Bordaba con hilo de serbal y aguja de astilla,
el armiño con cola de fuego que tanto prometía,
aquel viaje a los confines de los sueños
de Maria Antonieta Rosa de Castilla.

Yo era un viajero inexperto, antes mendigo,
un garañon extraído de algún círculo del infierno mismo, principado,
nombrado general de huestes sin llanuras, pronto secuestrador de la metálica huesuda luna.

Me debía de aventurar a su último suspiro,
robar su virtuosa vida para tener de regreso mi libertad,
sus labios confiados besaron aquella noche
la venenosa copa de cristal,
de la mano de su sirviente inocente,
ignorante de aquella ofrenda para su adelantado final.

La reina bebió la sentencia de su signo,
pero erróneo e imprevisto
fue el remate del traidor puñal que nadie predijo,
Magno León su amante inoportuno llorando, clavó,
cuatro veces entre aorta y el esternón,
aún cuando ella seguía gritando en saliva, sangre y dolor: ¡Guerra! traición ¡¿dónde está la lealtad?
¿Qué fue de tu am...

Retazos de MelancolíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora