Capitulo 7.

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A salvo.

º

El coche se detuvo tras media hora, Alysa se incorporó mirando a su al rededor intentando ver algo aunque la oscuridad se lo impedía. Solo pudo ver que Jake había parado frente a un granero, gracias a los focos delanteros del coche.

—Espera aquí.- ella asintió.

El pelinegro salió del vehículo dejando las llaves puestas y las luces encendidas, fue hasta el granero. Puedo escuchar el ruido de unas cadenas y después vio como abría primero la puerta derecha y luego la izquierda. Volvió al coche y avanzó con él hasta el interior de este. Después apagó las luces y sacó la llave, apagando el motor a su vez.

Jake salió del vehículo y Alysa imitó su acción, enseguida ciertos ruidos llamaron su atención haciéndole sonreír.

—¿eso son cerdos?- él asintió, volviendo a unir sus manos para guiarla fuera del lugar.

Tras volver a cerrar el granero con las cadenas, la guío hasta una casa que había prácticamente al lado de este. Subió los peldaños y solo hizo falta girar el pomo para abrir la puerta de la casa, cosa que le pareció poco seguro.

—he salido con prisas.- se excusó él.

Jake le cedió el paso y ella entró en la pequeña cabaña, la sala estaba nada más entrar, había una pequeña chimenea de piedra y había dos sofás uno largo ubicado de forma vertical y otro más corto en horizontal, en medio de ellos había una mesilla baja cuadrada. A la izquierda habían varias puertas que intuyó que debían ser la cocina y demás y a la izquierda, pegada a la pared había una delgada escalera que llevaba a la segunda planta, donde debía haber algunas habitaciones. Las paredes eran lisas pintadas de color marrón y apenas habían ventanas. Aunque lo primero que hizo el pelinegro fue bajar las persianas y echar seguro a la puerta.

Alysa seguía observando la cabaña cuando unos brazos la rodearon por debajo de su pecho. Sonrió en el acto y durante unos segundos solo quiso disfrutar de aquella sensación.

—no puedo describir lo aliviada que me siento.- murmuró.

Jake escondió su rostro en su cuello, respirando con calma aunque los latidos de su corazón iban desenfrenados. Pasaron un rato en la misma posición, simplemente intentando convencerse uno al otro que ese momento era real, que no era un sueño ni una ilusión de sus cabezas.

Después de ello, el pelinegro fue a la cocina en busca de algo de agua mientras ella encendía la chimenea con unas cerillas que habían justo encima, se aseguró que el fuego estuviera bien encendido. Jake volvió de la cocina dejando dos vasos en la mesita y tomando asiento en el sofá, observando los movimientos de Alysa.

La chica se encaminó al sofá tomando asiento a su lado, sin miedo a tocarse. Dejó caer su cabeza en su pecho, manteniendo el silencio por unos segundos.

—¿Tenías planeado esto?- preguntó la castaña.

—Si te soy sincero, en mis planes estaba contactarte más adelante.- aquella respuesta hizo que se reincorporara mirándolo fijamente.- es peligroso para ti.

—¿Y qué te ha hecho cambiar de opinión?- no estaba enfadada, sabía cómo era y su forma de actuar respecto a ello.

—Sé que fuiste a la comisaría, no es muy complicado acceder al ordenador de Alan, ya lo sabes.- ella asintió.- le he instalado escuchas, a él y a prácticamente toda la comisaría para así saber los pasos de mis perseguidores, no sabes lo enfadado que estuve cuando vi que te habían llevado allí.- hizo una pausa.- había leído tu mensaje, sabía que estabas en Duskwood pero pensé que te dejarían tranquila.

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