La onda se expandió por todo el lugar.
Pude sentirla, la energía fluyendo a partir de mi. Ahogándome, casi asfixiándome.
El tiempo se enlenteció y pronto perdí el equilibrio, cayendo sobre mis rodillas.
Todo comenzó a oscurecerse y no tardé en caer...
Desde pequeña he escrito historias que nunca concluyen, pero de todas ellas trasciende algún personaje, paisaje o escena. Así como mis historias evolucionan, pero mantienen una esencia que las comprende a todas en un mismo proyecto, también lo hacen los agradecimientos.
Por ello, siempre estaré agradecida a todos aquellos escritores que con sus palabras dan forma a mundos impresionantes y crean historias magníficas que nos hacen volar la imaginación. Como lectora, los libros y novelas como La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, Las Crónicas de Narnia de C. S. Lewis, o Lesath de Tifanny Calligaris y un sinfín de autores y títulos que sin importar el tiempo y el espacio en que fueron escritos, motivaron y encendieron la llama (que hoy es una abrasadora fogata) de mi pasión por las historias. Además, como escritora, me impulsaron a ser la persona que aún hoy no abandona sus sueños de llegar a las manos de alguien más y transmitir ese sentimiento con algo tan sublime como sus mágicas palabras.
Por otra parte, agradezco el impulso de la pequeña comunidad a la que compartí mis pensamientos, mis ideas, mis borradores y mis intenciones, mis explicaciones y mis dudas y siempre, con amor y con paciencia, me apoyaron a continuar con mi sueño. A todos ellos, gracias.
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