Capítulo 18

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Dejo mi ropa sobre la taza del váter cerrado y me giro hacia Sean que acaba de cerrar la puerta y ya se está quitando la camiseta.

Casi le pego cuando decidió vestirse para ayudarme a hacer la cama con unas sábanas limpias y recoger un poco el desastre que era nuestra habitación.

Yo quería que se paseara por delante mía en pelotas.

Vuelvo a la realidad cuando Sean se queda en calzoncillos y me mira.

—¿Te desviste tú o lo hago yo?

Le sonrío traviesa y el suspira acercándose.

No es que tenga que quitarme mucha ropa, llevo solo la camiseta y las bragas.

Cuando ambos estamos desnudos entramos en la ducha.

Me estoy arrepintiendo un poco de esto, eh.

Empiezo a ducharme como lo haría si estuviera sola, pero no lo estoy y eso Sean me lo recuerda pegándose a mi espalda.

Puedo sentir como su miembro está semi erecto.

Suspiro y me giro. Le rodeo el cuello con mis manos y lo atraigo para besarlo lentamente. Cuando me separo de sus labios lo miro a los ojos sonriente.

—¿Puedo lavarte el pelo?

—¿Y yo que ganaría a cambio?

—¿Qué quieres a cambio? —pregunto traviesa.

—No sé... ¿Tú que me puedes ofrecer? —pregunta acercando sus labios a los míos.

—Yo puedo darte lo que quieras.

—¿Lo que quiera?

—Aja.

Sean sonríe y se lanza a mis labios, me empuja contra la pared de la ducha y casi grito por lo fría que esta está.

—Para para. —me separo de él riéndome. —No tan rápido, primero déjame lavarte el pelo.

Pone los ojos en blanco pero se deja arrastrar por mi hasta el chorro de la ducha.

Cuando ya tiene su pelo lo suficientemente mojado cierro el grifo y agarro el champú para empezar a lavarle el pelo.

Me pego un poco más a él para poder lavarselo bien y para sentir su calor corporal, ya que hace un poco de frío.

Sean se da cuenta de mi frío y me apega aún más a él, rodea mi cintura con sus brazos y acaricia desde mi espalda hasta mi culo sin vergüenza alguna, el muy calenturiento.

Sonrío cuando termino de lavarle el pelo y hago el intento de lavarle el cuerpo pero él me detiene impaciente.

—Eso después. —susurra en mi oreja.

—Tienes que bañarte bien, so guarro. —lo provoco.

—Y me voy a bañar bien, pero antes quiero lo que me debes.

—¿El qué? ¿Un puñetazo?

Sean se ríe en mi oído y mi estómago se remueve. Echa si cabeza hacia atrás y me mira sonriente.

—¿Vas a dejarte de tonterías ya, imbécila?

—Ya estamos.

—Shhs. —coloca un dedo sobre mis labios para callarme y aprovecho la ocasión para provocarlo.

Saco mi lengua y la paso por su dedo lentamente. Sean observa embelesado el movimiento de mi lengua.

Mhmh, su dedo sabe a jabón.

Volveré a verte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora