Capítulo 20

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Me concentro en las voces de esos dos y descubro de dónde provienen: están fuera de casa.

Corro a la puerta y la abro. En cuanto los miro, veo como Aitor intenta pasar pero Sean lo empuja para impedir que pase.

Lo que no esperaba es que Aitor en un impulso le dé un puñetazo a Sean.

Jadeo.

Sean no tarda en recomponerse y lanzarle un puñetazo a Aitor, que le da en la mejilla izquierda.

En menos de un segundo empiezan una pelea de puñetazos e insultos.

—¡No! ¡Sean, para!

No se si Sean no me escucha o me está ignorando, pero el caso es que no se detiene.

Me acerco un poco a esos dos. Quiero interferir pero me da miedo llevarme un golpe.

Observo con impotencia y apretando los puños a mis costados, como Aitor le lanza un puñetazo directo al ojo a Sean y este intenta lanzarle otro pero está demasiado desorientado. Mis ojos se humedece cuando Sean se cae al suelo con un golpe sordo.

A la mierda el miedo. Si me llevo un golpe pues me aguanto.

Me apresuro a ponerme delante de Sean y empujo a Aitor con todas mis fuerzas (lo que se traduce a pocas)

Aitor al verme sonríe.

—Riley... Mira lo que te he traído.

Mira a su alrededor supongo que buscando eso.

Yo lo ignoro y me arrodillo junto a Sean. No me da tiempo a hacer nada cuando Aitor me toma del brazo y me levanta.

—Creo que estaba por aquí, ven a ayudarme a buscarlo...

Me zafo de su agarre notando algo.

—Aitor, estás borracho.

Él se ríe.

—Si bueno... Es que me has roto el corazón ¿Sabes? Eso es lo que hacen los tíos en las películas para olvidar... Pero no funciona. —aspira la nariz y entonces es cuando me doy cuenta de que está llorando. —Riley... Vuelve conmigo... Te hecho de menos...

Aparto la mirada porque en ese momento no es el Aitor que me pegó ni el que me gritó, sino el Aitor vulnerable que me contó que su padre le pegaba.

Ni siquiera Hanna lo sabía y él me lo contó a mi.

Mis labios tiemblan.

—Aitor, veta a tu casa y cuando estés sobrio hablamos.

—Pero Riley... Nunca quieres hablar...

—Hasta luego, Aitor.

Me alejo de él y me acerco a Sean que se está intentado levantar. Me apresuro a ayudarlo.

—Por favor... Dime qué no has visto como ese hijo de puta me ganaba incluso borracho.

Me río tristemente.

—Me temo que si que lo he visto.

—Oh, dios.

Ayudo a Sean a entrar en casa y a subir a nuestra habitación.

Bajo a pedirle a Hanna que le diga a todo el mundo que se vaya y le cuento lo que ha pasado con Aitor. Le pido que si cuando sale él aún está ahí se lo lleve a su casa y lo cuide. Ella asiente a todo y le agradezco.

Corro arriba de nuevo y entro al baño para agarrar algunos algodoncitos y alcohol.

Le pido a Sean que se esté quiero y empiezo a curarle una herida que tiene en la ceja derecha y otra en el pómulo. Su labio también está hinchado y con sangre seca en él.

—Ayyyyy. —se queja Sean cuando empiezo a limpiar su herida de la ceja.

—Esto te pasa por meterte en una pelea. La violencia nunca es la solución.

—No me riñas, empezó él.

—¿Y qué?

—Jo... No te enfades. —hace un puchero.

No seas tan débil, no seas tan débil, hazte la dura... Hazte la dura. 

—No estoy enfadada.

A la mierda todo.

No. Puedo. Ser. Tan. Debilucha.

Suspiro y le sigo limpiando las heridas.

(...)

—¿Te duele mucho? —me preocupo cuando gime de dolor al tumbarse en la cama.

—Shi. —dice haciendo un puchero y hablando como un niño pequeño.

—Ahora vuelvo.

Mama llegó hace un rato y cuando le vio la cara a Sean lo primero que hizo obviamente fue preguntar qué le ha pasado.

Y se lo he contado, le he dicho que Aitor borracho había venido y Sean y él acabaron dándose de ostias.

Mamá regañó a Sean y seguramente ahora este contandoselo a sus padres. Pero Sean está tranquilo, no sé por qué.

Bajo a la cocina y agarro lo primero que veo que me sirva.

Subo las escaleras y cierro la puerta tras de mí al entrar a mi habitación. Me acerco a la cama y me subo sobre el estómago de Sean. Por suerte no le duele el cuerpo, solo la cara y los nudillos.

—¿Qué haces con una bolsa de guisantes?

—Shs calla y cierra los ojos. Esto servirá para la hinchazón.

—Eso hubiera servido hace varias horas, cuando el golpe estaba reciente.

Bufo.

—Encima que intento ayudar te quejas, cierra los ojos te digo.

Sean cierra los ojos y con cuidado coloco la bolsa en su ojo hinchado y ligeramente verdoso.

Suspiro.

—Esto es por mi culpa.

Mierda, ya voy a llorar.

Sean abre los ojos y se quita la bolsa de la cara al escuchar el temblor en mi voz.

—¿Pero qué dices?

—Es que ahora por mi culpa te duele mucho la cara y... Mi madre te ha regañado... Sean... Seguramente se lo haya dicho a tus padres y ellos se van a enfadar contigo por mi culpa. Todo por mi culpa.

—Riley tú...

No lo dejo hablar.

—Y Aitor está hecho una mierda... Y seguramente cuando su padre lo vea así se va a volver loco... Hanna va a descubrir algo que no está preparada para saber... Lo único que hago es molestar y hacer daño a la gente a mi alrededor y... No sé cómo dejar de hacer eso.

Sean me observa en silencio y mi corazón se detiene cuando veo una lágrima caer por su rostro.

—Riley escúchame. Ahora dices eso porque no ves todo el bien que haces.

Niego con mi cabeza con lágrimas como cascadas bajando por mi cara.

—Mira, para empezar no me voy a morir por unos cuantos golpes en la cara ni porque mis padres me regañen, además eso es culpa mía no tuya. Tú no me dijiste que me liara a ostias con ese tío.

Niego con la cabeza tratando de que se de cuanta que no me va a convencer. Yo sé que solo dice eso para hacerme sentir mejor.

—Aitor está hecho mierda desde antes de conocerte,—continua Sean. —él se dio cuenta de que eres maravillosa y entonces empezó a comportarse de una forma que no debía por miedo a perderte. Pero no es tu culpa, estás en todo tu derecho de alejarte de alguien que te hace daño.

Hace un pausa.

»No sé que mierda pasa con el padre de Aitor y Hanna pero percibo que nada bueno por el miedo en la mirada del imbécil ese cuando le dijiste el otro día que si no se iba se lo dirías a su padre, en cuanto a Hanna, sea lo que sea que vaya a descubrir o no estoy seguro que es algo que tarde o temprano tendrá que saber... No es tu culpa, joder. Nada es tu culpa.

Volveré a verte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora