—Vale, no pasa nada. Todo va a ir bien.
Un sollozo.
—Vamos, Riley... No seas llorona. —me digo a mi misma frente al espejo mientras las lágrimas bajan por mis mejillas.
No quiero ni pensar cuanto tiempo llevo en el baño.
¿Pero qué me pasa? ¿Por qué soy tan infantil?
Me lavo la cara y respiro hondo. Abro la puerta del baño y casi me da un infarto cuando veo a Sean al otro lado de esta.
—Hola. —saluda.
—Eh... Hola.
—¿Me puedes explicar por qué cuando me has visto llegar has subido corriendo las escaleras y te has encerrado en el baño?
Aprieto mis labios. Dios, ¿Puedo ser más ridícula?
—Es que... ¿Qué más da?
Me mira sin decir nada.
No... No hagas eso...
Mis labios tiemblan y paso por su lado apresuradamente antes de que logre ver mis ojos húmedos.
—Riley... Mírame.
Me muerdo el labio inferior con fuerza para acallar un sollozo.
Sean se coloca delante de mí y suspira cuando me ve.
—Pero guárdate las lágrimas para la despedida, Riley no me voy hasta mañana...
Miro hacia el suelo.
—¿Sabes qué? Te prohibo estar triste.
Lo miro frunciendo el ceño.
—¿Qué?
—Lo que oyes.
—¿Y como vas a impedir que no te haga caso y este triste? —me limpio la cara y lo miro sonriendo un poco.
—Pues... —piensa un poco y me mira travieso cuando parece que tiene una idea. —Cada vez que te vea triste desde este momento hasta mañana por la noche, te daré un beso.
—Oh, pero eso no es un castigo. —veo que me sonríe egocéntricamente y me arrepiento de lo que he dicho. —Quiero decir... ¡No! Ese es el peor castigo que puede haber en la historia... Ahora... —me río. —Ahora por lo malo que es el castigo... Estoy triste. —hago un puchero y él entiende rápidamente mis palabras.
—Bueno... No me queda de otra. —se encoge de hombros y se acerca a mi para depositar un beso sobre mis labios.
Le sonrío.
—Sigo triste...
Él se ríe y me agarra la cara para darme un besotote bien intenso.
(...)
—Riley, deja de tirarle comida a Sean. —me riñe mamá.
Bufo.
—¿Por qué me lo dices a mí sola, él también me está tirando comida?
—Pues yo no lo he visto.
Parpadeo cuando algo humedo me golpea la mejilla.
Miro a Sean con el ceño fruncido y él me mira sonriente.
—¿Lo has visto mamá?—la miro y ella justo estaba diciéndole algo al oído a mi padre.
Abro mucho los ojos. ¿Qué clase de brujería es esta que nunca jamás mi madre ha pillado a Sean haciendo algo malo?
Miro a Sean con la boca abierta y el hace una reverencia desde su silla.
De repente la cabeza de Sean se mueve hacia delante por la colleja que su padre le da.
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Volveré a verte ✔️
Lãng mạnTanto tiempo queriendo volver a verlo... y ahora solo deseo que se vaya. -Riley (...) Sean y Riley fueron mejores amigos desde que nacieron, literalmente. Ellos tuvieron que separarse hace muchos años por asuntos de la vida, pero ahora él ha vuel...