Capítulo 23

15 2 5
                                    

Capítulo dedicado a AlmudenaManzanoFajar y a IreneManzanofajardo porque hoy es su cumpleaños. Os deseo que lo pases muy bien y que os regalen un Sean 😉

Hanna se suena la nariz ruidosamente mientras lloriquea con los ojos cerrados.

—Hanna... Ni Riley se puso así cuando se enteró. —se queja Sean yendo para abrazar a mi dramática amiga.

La verdad es que no sé cómo me aguante las lágrimas cuando Sean me contó que se iba, pero preferiría mil veces haber llorado. Porque ahora se me ha quedado como una espina clavada en mi corazón, tan pequeña como para ser difícil de quitar pero tan dolorosa como para hacerme llorar durante las noches mientras observo a Sean dormir.

Es que... Siento que no me puedo permitir llorar. Ahora mi único deber es mantenerme fuerte para poder ayudar a mis amigos, o al menos disimular que lo soy.

Yo... No merezco otra cosa que aguantarme mi dolor. Por mucho que duela aún más.

—Sean, pero es que yo te voy a echar mucho de menos... Ay ay, mira me duele aquí. —continua lloriqueando Hanna y señala su pecho.

La verdad es que no creo que este exagerando. La entiendo perfectamente.

Observo a Leo que mira como Sean abraza a mi amiga e intenta disimular el tsunami que se avecina por sus ojitos azules.

Suspiro y voy hacia él.

—Ven aquí, anda. —abro mis brazos para él.

Se le escapa un puchero y se lanza a mis brazos para a continuación empezar a llorar.

Pero entre este y Hanna nos van a inundar la casa.

—Desahogate. —digo mientras acaricio su pelo.

Sean se acerca a nosotros.

—¿No se supone que debería ser yo el que lo abrace? Ya sabes... El que se va soy yo.

—Mira que eres celoso, dime la verdad... ¿Te gusta Leo? —bromeo entrecerrando los ojos hacia Sean.

Sean se ríe pero ya no me hace sonreír su risa, es que ya no es su risa. Ya no le brillan los ojos de la misma manera, ya no se le ponen los ojitos chinitos como antes, ya no se ríe con felicidad, ya no es su risa.

Ahora en cada palabra que dice hay tristeza. Ahora en cada sonrisa que me dedica hay tristeza. Ahora en cada chiste hay tristeza. Ahora en Sean hay tristeza.

Y en mi. Y en Hanna, y en Leo.

La tristeza abunda en el aire.

(...)

Cierro los ojos por décimo sexta vez tratando de dormirme, pero no lo consigo.

Abro los ojos rindiéndome y hago lo que me he acostumbrado a hacer todas las noches; observar a Sean como una loca.

Sonrío cuando él hace un puchero en sueños y empiezo a acariciarle la frente con delicadeza.

El brazo que me rodea la cintura se aprieta más al rededor de esta y vuelvo a sonreír. Pero esta vez lo hago con lágrimas en mis ojos.

No quiero que Sean se vaya.

Mañana por la mañana llegan sus padres, van a estar aquí hasta año nuevo y luego... Se van. Y lo más doloroso, se llevan a Sean.

Parpadeo para aclarar mi vista de las lágrimas y beso con cuidado de no de despertarlo su frente.

Siento mis lágrimas intensificarse en cuanto siento su piel en mis labios y me doy cuenta... Que dentro de un mes no podré hacer eso.

Volveré a verte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora