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Maratón 2/3

Tomé un taxi y le pedí que me llevara al parque, cerca de la plaza central de los suburbios.

Llegué y le pagué.

Miré mi celular, el reloj marcaba las 5:03.

"Llegas tres minutos tarde. Kara", leí el mensaje de Lena. Miré a mí alrededor en busca de luthor Corrí a las bancas amarillas y la vi a lo lejos. Llevaba puestos unos jeans y un abrigo negro que cubría la gran parte de su cuerpo. Su cabello estaba alborotado gracias al frío viento que golpeaba la ciudad y sus gafas negras estaban puestas en el lugar correcto.

La disfruté así, solitaria, discreta, dulce. Así me gustaba más. No la conocía, pero haría todo lo que fuera por hacerlo, por saber todo de ella, por saber a qué se dedica o por qué imparte clases de sexo.

Tomé una bocanada de aire y seguí caminando, no aparté mí mirada de ella. Cuando llegué intenté hacer el mínimo ruido.

-Si llegaste. Pensé que no vendrías.

- ¿Qué? ¿Acaso tienes ojos en la espalda? - dije en voz baja.

- Es difícil no verte. Tienes ese tipo de presencia que es difícil de ignorar.

-¿Desde dónde me viste?

-Desde que bajaste del taxi.

Me senté a un lado de ella. La tela de su abrigo se posó encima de mi muslo mientras más me acercaba.

- Bueno, habla - me invitó.

Tragué saliva. Su mano salió de su bolsillo y sacó la mía de la chamarra. Acarició mis dedos con la yema de los suyos y me miró a los ojos, esperando alguna oración o algo que pudiera decir.

- Estoy saliendo con alguien - solté.

Lena me soltó los dedos y dio un suspiro.

- Me alegra - aceptó naturalmente. - Te lo mereces. Haz aguantado muchísimas ofensas.-la note un poco agüitada

Enrcó la ceja y asintió con la cabeza. Miré hacia el otro lado, me era imposible decirle lo que quería decirle viendo sus ojos verdes. Pestañeé un par de veces y regresé la mirada a la mujer guapa que estaba a lado mío.

-No puedo seguir teniendo sexo contigo mientras estoy con él.

Abrió los ojos como platos y sus labios se apretaron haciendo una mueca de disgusto, de asco. Metió de nuevo su mano al abrigo y su cuerpo se tensó junto con el mío.

- ¿Fue decisión tuya?

¿Acaso estaba dudando? Nunca le diría a mi novio que tuve mi primera vez con alguien que ni siquiera conozco, solo sé su nombre y a duras penas sé de donde viene.

- No puedo engañarlo. Eres una total desconocida para mí y...

-¿Eso es? ¿Quieres saber cosas de mí? Adelante, pregunta lo que quieras - me interrumpió.

Se acomodó de una manera excitante; abriendo las piernas con la cabeza ladeada hacia el lado derecho.

-Ni siquiera sé por qué te enojas. Fuiste tú quién hizo las reglas.

- Vamos, pregunta lo que quieras.

Pestañeé y empecé con las preguntas.
- ¿Qué edad tienes? ¿En qué trabajas? ¿De dónde vienes? ¿Dónde vives? ¿Cuál es tu pasado? ¿Por qué das clases de este tipo?

- Tengo 20 años. Soy empresaria. Vengo de Miami. Vivo en ciudad naciona. Estoy segura de que tendremos mucho más tiempo para que te cuente todo mi pasado y por qué me dedico a esto, pero te apuesto a que si decides que te siga enseñando, tu novio no podrá dejarte jamás.

Dijo todo eso muy serca de mis labios

Apreté mis labios contra los suyos, el beso fue delicado y excitante, hacía que una descarga eléctrica recorriera todo mi cuerpo queriendo todavía más. Lena  me tomó de la cintura y me pegó a ella, me sentó en sus piernas quién sabe cómo y lamió mis labios recorriendo con su lengua la carnosa piel de éstos.

Me separé un poco tomé su rostro entre mis manos, pegué mi nariz contra la suya e intenté respirar regularmente, aunque con solo sentir los músculos de sus piernas me hacía tener problemas para respirar. La miré a los ojos, a esos verdes y profundos ojos y bese de nuevo sus labios.

- ¿Entonces?

-llevas dos reglas -y escuché esa maravillosa risa

Lo pensé unos segundos. Quería a Robert, lo había deseado desde que entró a dar clases, pero ese deseo se ah ido apagado al contrario con Lena me gustó desde el momento en que me vio con sus preciosos ojos verdes y me gustó desde la primera vez que lo hicimos. Pero esta mujer era necia, no se daría por vencida aunque le dijera que no, aunque le dijera todo lo que le dijera, y por otra parte  también me gusta , me fascina su cuerpo, sus labios, su tatuaje  me gusta la forma en que me hace sentir cuando me lleva a la cama.

-Está bien. Lo intentaremos un tiempo.

Sonrió de oreja a oreja y me apretó contra su cuerpo. Acarició mi trasero con una de sus manos y susurró en mi oído.

- Te daré una clase más gratis.

-Me has dado tres clases gratis, Lena

Rodeé su cuello con mis brazos y me alejé un poco de su rostro.

- Desde tu primera vez, siento que cobrarte me haría parecer un prostituta, y eso no me agrada para nada.

Hizo un mohín con los labios y yo le sonreí.

· Entonces no me cobres y en cambio te daré sorpresas cada "clase".

- Bueno, esa es una muy buena oferta, señorita Danvers

- Fue un placer hacer negocios con usted luthor.

Me levanté de sus piernas y me di media vuelta para irme. Me tomó de la mano aún sentadada y me jaló delicadamente.

- Hey, ¿a dónde vas? - preguntó con un gesto algo confundida.

- Tengo novio y quedé de verlo en treinta minutos.

Rodo los ojos y le dedique una sonrisa

Me solté de su agarre y caminé. Escuché cómo se levantó y casi me sigue.

-¿Te veo a las nueve en tu casa? - exclamó.

- Está bien, profesora.

Sonreí de oreja a oreja.

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