¡carajo papá!

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Maraton 3/3

Entré a la cafetería. Como siempre, gran parte de la gente que estaba ahí estaba acompañada, si no era por un amigo, por su novio o novia y si no у solos, disfrutando de un buen libro o simplemente tomando un delicioso café. Me removí en el silloncito mientras el líquido caliente pasaba por mi tráquea y calentaba mi estómago, dándome una sensación de alivio.

- Kara ¿quieres algún panqué?

- No, gracias, estoy bien.

- ¿Quieres ir a tu casa? No te veo muy cómoda aquí - arrugó el entrecejo y acarició mis nudillos.

Siento como si fuera a darme un resfriado, eso es todo - mentí.

· Ven, vamos a casa.

Extendió su mano para que la tomara y me fuera con él. Lo hice, mi piel chocó contra la suya causándome imcomodidad. Robert me quería y yo ... Caminamos hacia la salida mientras Robert en su celular marcaba un número.

- Hola Marshall. No, quedamos que el proyecto sería de mi materia - empezó a decir.

Me abrió la puerta de la cafetería para que saliera al aire fresco. Mis mejillas y mi nariz casi se congelan. Caminamos hasta el estacionamiento tomados de las manos hasta que estuvimos justo frente al auto de Robert.

Abrió la puerta del copiloto para que pudiera entrar. Me metí en el auto mientras él terminaba de hablar con quien quiera que estuviera hablando. Me acomodé en el asiento de la manera más cómoda posible. Saqué mi celular del bolsillo de mis jeans, miré la pantalla de éste . Solté un suspiro y cerré un momento los ojos. Robert seguía en su gran plática del trabajo mientras yo deslizaba de un lado a otro mi dedo por encima de la pantalla.

"Nena, muero por verte. ¿Te parece mañana Mike ".

- ¿Qué mierda? - gruñí. Marqué el número de Alex

- Hola bonita. ¿Qué hay?

- Sólo te daré una primicia: Mike quiere  conmigo.

- ¡¿Qué?! - gritó. - ¡No puede ser!

- Te lo juro. Acaba de mandarme un mensaje a mi celular que dice que quiere verme... ah, casi lo olvido... ¿Recuerdas a Robert? - le pregunté.

- Tú profesor de literatura, sí.

-Somos novios.

Colgué antes de que empezara a darme sus discursos de que las niñas de 17 años no podemos tener un novio tan grande, digo, no creo que haga tanto daño andar con alguien unos siete u ocho años mayor que tú. Ahora ya todo es normal aunque para otras personas es cosa del diablo. ¡Demonios! Si mi madre supiera que mantengo una relación con mi profesor de literatura que con obviedad, es más grande que yo y que lo engaño con alguien de la misma edad, empresaria , guapa ,ojos verdes , piel pálida y solo teniendo sexo, bueno, me hubiera mandado al loquero a rastras.

- Perdóname, preciosa. El último semestre es el peor. Qué bueno que estamos de vacaciones hasta Febrero.

No te preocupes , suele suceder - le sonreí y besé su mejilla. Tomó mi rostro entre sus manos y besó mis labios у con deseo.

Mientras disfrutaba me besaba empecé
a recordarme a mí misma mi próximo encuentro con Lena. Empecé a idear mi escapada. Tosí un poco y me alejé de su rostro pidiéndole perdon

Puso su mano en mi frente e hizo una mueca.

-Creo que va a darte fiebre.

- No, por supuesto que...

- Te llevaré a casa. Descansa un poco, creo que los cambios climáticos no son buenos para ti - se ajustó el cinturón y arrancó el auto.

Llegamos a mi casa y lo invité a pasar. Al principio se negó pero luego accedió a entrar solo unos minutos.

No puedo creer que en vacaciones trabajes - exclamé con voz cansada.

- Bueno, un profesor nunca descansa.

Cada que decían la palabra profesor Lena  se vagaba en mi mente. Esos ojos verdes y sus pestañas largas se cruzaban por mi mente una y otra vez. Tenía una cierta adicción al sexo que me daba Lena rudo y delicioso.

- Bueno, los estudiantes tampoco. Deberían de ver las ojeras que me cargo cuando los profesores no nos tienen piedad - me quejé. Hice pucheros y le sonreí tiernamente.

- Bueno, pero ustedes prefieren irse de fiesta a hacer tarea. ¿Quién tiene la culpa?

- ¡Obviamente ustedes tienen la culpa!

Comenzó a reírse y me besó de una manera realmente preciosa. , pero  mi cuerpo ,mis sentimientos y mi parte más íntima deseaban a Lena, solo la deseaba a ella. Respondía al contacto de Lena y no había experimentado intentar que respondiera con otra persona que no fuera ella.

- Preciosa, tengo que irme. Por favor descansa ¿sí?

-Está bien.

-Bueno, me voy jovencita.

Me quedé dos horas, sola en mi habitación, esperando a Lena, esperando  su cuerpo contra el mío, sus embestidas y sus caricias. Mi cuerpo aspiraba deseo, excitación y lujuria.  Un puño de deseos; deseo, pasión, alegría y excitación. Incontrolables, simplemente.

El timbre rompió con el silencio en la casa, esa tempestad alteró los latidos de mi corazón, haciéndolo ir rápido

- Lena- susurré para mí misma.

Bajé las escaleras y  con la parte de mí que anhelaba abrir la puerta y apretar mis labios contra los suyos, bajar su bragueta y lamer su miembro, quitarle la camisa y besar su torso, posicionarme sobre ella mientras sentía su miembro dentro de mí.

- Hola - dijo cuando abrí la puerta. Me recorrió con la mirada y sonrió de lado.

- No hagas eso - supliqué.

- ¿Qué? - sonrió divertida.

Reí y pegué mis labios contra los suyos, consumiendo el calor de nuestras bocas, uniendo nuestras lenguas y acariciando su sedoso cabello. Bajó sus manos a mis senos para sobarlos y pellizcarlos. Me separé de su cuerpo y sentí como su mano viajó hasta mi feminidad, por encima de mis bragas.

- ¡Oh, Lena! - gemí.

Así me gusta - gruñó.

· Van a vernos - dije con voz temblorosa y casi inaudible.

- No te preocupes, son las nueve. En los
suburbios nadie sale a esa hora preciosa.

Me levantó entre sus brazos y me sacó de la casa. Me metió en la parte trasera de su auto recostando mi espalda en los asientos de piel. Lamió mis labios, mi cuello y mi busto. La yema de su у dedo índice recorrió la tela del pequeño vestido de seda que llevaba puesto para empezar a subirlo y revelar mi piel completamente erizada.

- ¡¿Hay alguien ahí?! - gritó una voz tremendamente familiar.

¡Carajo! Papá.

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