Capítulo 16 -Mi aire para respirar-

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Dulce y bonita primavera. Marzo llega con todo su esplendor. Empezaban a salir los primeros rayos de sol, los árboles tenían hojas de diferentes colores y tonos, era una bonita época.

Era una mañana tranquila, en la oficina, no había mucho trabajo, el ambiente estaba tranquilo. Se escuchaba el murmullo de los trabajadores pero eran voces en bajo por lo que se podía trabajar sin problema.

En cuanto a cómo va Nora y su bebé, ella esta de seis meses. Esta terminando de acabar el cuarto para el bebé, gracias a la ayuda de sus amigos y su familia quienes no podían esperar a que llegase. Sin duda, el haberse enterado de que serían padres, había dado un giro enorme a su vida, pero que desde luego, era lo mejor que les podría haber pasado. No sólo ellos se encontraban ilusionados por verle la cara, sino también sus familiares. Es verdad que en el último tiempo, apenas se ven pero no hay mensaje o llamada que no reciben de ellos diariamente, a veces se agobian y se aíslan dejando sin contestar porque también quieren su espacio. Entienden que se preocupen o quieran saber, pero a a veces se sienten ahogados de tanta atención.

Todo iba bien, su relación, su vida, el trabajo, su bebé, se encontraba en el mejor momento de su vida, pero lo que le preocupaba era que últimamente se encontraba más sensible de lo normal y el cansancio aumentaba, y hoy tenía un día algo raro. Sentía malestar, quizá se estaba poniendo enferma, pero no quiso darle importancia, se le pasaría pronto, por lo que para estar activa va a la oficina un rato, aunque Alan le insistiera que sería mejor quedarse en casa, pero cabezota es un rato y el debió ceder pero si se encontraba peor se iría y ella aceptó.

—Nora, ¿qué tienes? Te ves pálida—dice Brian entrando en la sala de reuniones

—Estoy bien, solo es un poco de cansancio y malestar—dice ella intentando restarle importancia

—Vamonos a casa, descansa, trabajaremos desde allí—propone Alan acercándose a ella

—No es necesario, estoy bien—sonrie ella como puede.

—Eres muy cabezota. Pero al mínimo dolor que tengas porfavor, ve a casa.—le súplica molesto su esposo

Nora

Llevaba teniendo un dolor de cabeza y un ardor horrible desde esta mañana. No se si es síntoma común del embarazo, o me estoy enfermando, pero veo como todo me da vueltas y se me revuelve el estómago ante cualquier olor. Supuse que era normal, por lo que no quise darle importancia.

Se que Alan está preocupado, solo es verle como mira el ordenador o como me mira cuando trabajo, que piensa que no me doy cuenta, pero está muy pendiente. No quiero preocuparle más, solo era un pequeño malestar, se irá con el tiempo o eso quería pensar yo.

Estamos trabajando y hablando de ello por un rato hasta que decido que para calmar mis ardores, me vendría bien un té con limón, sin duda eso era mano de santo como se suele decir, era lo único que me calmaba el estómago por un rato. No quiero tomar medicación porque no sé si puedo o cual puedo, no me gusta medicarme y menos aún estando embarazada, no quiero dañar a mi bebé.

—Voy ir a por un té—digo intentando levantarme de la silla

—Te acompaño, vamos—dice Alan.

Le veía muy preocupado y si estaba mal incluso más, se ponía muy nervioso e intentaba que yo estuviese tranquila, relajada y sin mover un dedo.

—Esta bien—sonrio y suspiró.

Me toma del brazo y me mira, cuando una punzada hace que me lleve la mano al costado y me incline ante el dolor. Alan asustado have que me apoye en él y me sujeta.

—¿Qué tienes, te duele algo?—llega a mi lado y pone su mano en mi abultado vientre

—Creo que es la niña, no para quieta y debo tener el estómago revuelto—explico y el acaricia dulcemente mi vientre haciendo que mi corazón se encoja. Adoraba verle así. Siempre que hacía eso, ella se tranquiliza, quizá sería una niña de papá y si lo fuese tampoco me importaría, porque tendrá al mejor.

RecuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora