Nora
Ya eran dos días con mi pequeña. Estaba que no cabía de felicidad, un montón de sentimientos pasaban por mí. No podía describir este sentimiento de tener a mi Luna ya conmigo en mis brazos. Sin duda era el ser más bonito de la tierra. Olía a bebé, dulce olor a rosas. Alan tenía razón soy una gran madre pero el sin dudas, pero el tampoco se quedaba corto, es un padrazo.
Ahora tengo a la pequeña pegada a mi. Está muy tranquila. Me gusta tenerla encima de mi, muy cerca de mi pecho. Dicen que es muy beneficioso para los bebés el piel con piel con sus padres, ya que es su forma de reconocerlos y brindarles la seguridad y protección que necesitan, ahí ellos se sienten cómodos, amados, su lugar seguro.
Cuando la escuché llorar y me la pusieron en el pecho junto a mi corazón, no podía parar de llorar, porque en un sensación, que no puedo explicar, mil emociones me inundaban y atravesaban; miedo, felicidad, calma... Estaba en un sueño, no podría creer lo mucho que había luchado y el dolor que había enfrentado por ella, solo quería que ella estuviese bien, no me importaba nada más, ahora tenerla, era tan irreal. No quiero separarme nunca de ella, es mi trocito de mundo, mi luz en la vida, lo que me anima a vivir y seguir adelante, la guía de mi camino y mi amor. Mi pequeña Luna. Es tan pequeñita, parece muy frágil, tan débil en este mundo, pero a la vez tan fuerte y maravillosa...
Desde ayer no he podido parar de llorar, porque no puedo evitarlo, al fin me siento plena y es gracias a ella. Pueden ser las hormonas posparto o orgullo de madre no se, pero estoy más sensible. Ella nos ha dado el mundo, ella es nuestro mundo, todo para nosotros, daria mi vida por ella, la protegeré de todos y todo y la amare con todo mi corazón como llevo amando desde que supe que llegaría.
Luna llora y me saca de mis pensamientos, era hora de darle el pecho. Durante la noche me he despertado como unas tres veces pero no me importa no dormir si es por ella. Todo vale la pena. Alan me ha acompañado está noche dos de las tres veces, a la tercera no podía ni levantarse del sofa, pobre mío, ayer fue un día intenso y agotador. Ha tratado de acompañarme en cada momento que se despierta, pendiente durante el día, mientras me ducho, sin duda nuestra hija tiene mucha suerte. Eso si, el pobre no ha podido pegar ojo, estando pendiente y cuidando de ambas, mientras yo pude dormir media hora porque a Luna le hacían unas pruebas, pero él estuvo de guardia protegiendo y esperando que trajeran a la bebé.
Él es un gran padre, se preocupa por todo. Cuando llora trata de hacerla dormir y calmarla. Ayer protagonice una escena muy tierna, Luna en el pecho de su papá dormida con él. Alan no quería que me despertase, quería darme tiempo suficiente de descanso ya que el parto fue muy cansado y me dejó muy exhausta, por eso cuando lloro la tomo en brazos y aplicó la técnica que leimos en los libros, apoyar al bebé en el pecho para que sintiese los latidos de tu corazón, tu respiración calmada logrando que ella se sienta segura y cesen sus lloros.
Ahora la tomo en posición de darle el pecho. Ella simplemente me mira.
—¿Qué pasa mi amor?—acaricio sus mofletes rosados. —¿tienes hambre? Si, mi bebé tiene hambre—le digo como si babeara por ella, no puedo dejar de hablarla o mirarla.
Me bajo el sujetador de lactancia y ella se engancha al instante a succionar. Es preciosa, tiene mi nariz y esa boca es de Alan tiene sus labios.
Su nombre es Luna, es nombre muy especial para nosotros.Flashback
Estamos Alan y yo en el porche, estamos en el columpio hamaca que tenemos. Él me abraza y yo a él.
—¿Qué nombre crees que debería tener nuestra niña?—pregunto. No habíamos pensado en un nombre aunque lo hubiésemos hablado de que queríamos que fuese especial.
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Recuerdame
Teen FictionLleváis siendo felices desde hace 4 años. Está vez dan un paso más y deciden formalizar su relación. se casan y son felices. El amor de tu vida desaparece un mes después de casados. El mundo se te cae encima y el tiempo se detiene. Cuando él regres...