on stage » bts; myg + kth

05.

Tragué saliva y me relamí los labios, insegura de qué responder en primera instancia. Saber... en realidad no quería saber nada en especial. Aún si estaba dispuesta a mejorar mi inconformidad respecto al tema, era jodidamente incómodo figurarme en esa posición en la que ni en mis más locas pesadillas había esperado verme envuelta jamás:

Tolerar el recuerdo y la existencia de Min Yoongi.

—Honestamente... no tengo ni idea —murmuré mirando las manos de Taehyung sobre la mesa. Subí una de mis piernas sobre la silla y la abracé rodeándola desde la rodilla, gesto ante el que Taehyung sonrió suave, casi protectoramente. Entonces se levantó de su asiento hasta llegar a la cocina, metiendo algo a calentar al microondas que no alcancé a ver porque estaba dándole la espalda.

—Vamos a ver...

Se acercó de nuevo dejando un par de cucharas, leche y azúcar sobre la mesa. Le observé extrañada pero no dije nada. El microondas finalizó y una vez sacó el contenido, dejó frente a mí una taza con café negro, humeante.

Entonces supe que otra noche larga me esperaba.

Se sentó de nuevo frente a mí, agregando un poco de leche a su café. Él lo prefería fresco, y cuando no era así simplemente buscaba opacar el ligero sabor a tostado con cualquier cosa. Yo me estiré hacia adelante tomando la cuchara que sabía que había puesto ahí sólo porque a mí me gustaba hacer ruido dándole las vueltas al contenido de la taza, aún si terminaba sin agregarle nada al café.

Por esos pequeños detalles, que los recordase y los tomara en cuenta, Taehyung siempre me hacía sentir querida y en un lugar seguro.

—Tú sabes, Seori —inició suavemente dando un sorbo corto a su taza—, que Yoongi y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, ¿verdad?

—Mhm —asentí relamiéndome los labios. Tae asintió conmigo.

—Yo... desde que le conozco he tratado de entenderle como amigo. Nunca quise hacerle sentir invadido o presionado a acercarse a mí —pausó por un momento, largando un pequeño sonido gutural que me advertía lo cuidadoso que estaba siendo al pensar en qué decir a continuación—. Creo que él es del tipo de persona que entre más tratas de acercarte más te aleja, y no es que yo no me acercara a él por miedo a que se alejara, es que para mí siempre fue más importante que si íbamos a ser cercanos lo fuera porque él así lo quería, no porque sintiera que yo le estaba obligando.

—Tae —carraspeé—. No entiendo cómo esto es...

—¿Relevante? —me interrumpió con una muy ligera sonrisa—. Aunque no lo creas lo es, bastante. Porque desde este principio se despliega toda la dinámica que tiene que ver conmigo, con él e incluso contigo.

Un "¿cómo?" atravesó mi mente, pero decidí no cortar el flujo de la conversación que Tae parecía hilar con tanta delicadeza. Tal como las fotografías que tomaba, todo llevaba una cadencia, una congruencia, una secuencia que iba de cero a cien. Supongo que por eso sus sesiones eran tan únicas, tan interesantes; pues su perspectiva mágica de las cosas siempre lograba transportarte a su visión propia del mundo.

Era, sin lugar a dudas, una de las cosas que más me gustaban de él.

—Yoongi... mh, tal vez no necesitas que te lo diga, pero siempre ha sido alguien de muy pocas palabras —se relamió los labios, acomodándose en el asiento—. Es hermético, difícil de leer. Pero el día en que decidiste irte del apartamento y dejar de vivir con nosotros, fue uno de los pocos días desde que lo conozco que le vi ser tan... real.

» Después de que te acompañé a tomar el taxi que te llevaría a casa de Jungkook y Jimin esa noche, fue difícil saber cómo actuar en general. La pelea de ustedes dos había sido tan fuerte que algunos vecinos habían salido a ver qué estaba pasando, esperándome afuera de las entradas de sus apartamentos. Me disculpé con ellos y los tranquilicé diciéndoles que todo estaba bien, que la discusión había sido un malentendido y que no tenían que preocuparse por que sucediera algo así otra vez.