12.

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Estaba completamente segura que mi desempeño tras el volante al volver a mi apartamento había sido equiparable al de algún personaje digno de la franquicia Fast and Furious. A pesar de que Taehyung me asegurara por la llamada que todo estaba bien, no había sido capaz de calmar la sensación de inquietud en mi pecho ni sacarme su extraño y cambiante tono de voz de la cabeza.

Nada más llegar a nuestro complejo estacioné el auto (un tanto mal, si tuviese que ser honesta. Sólo tocaba rezar por que el vecino no me guardara demasiada tirria por ello) y corrí como alma que lleva el diablo hasta el apartamento que compartía con Tae. La última vez que había subido unas escaleras a tal velocidad las cosas no habían salido para nada bien, y esperaba por todos los dioses existentes que esta vez no pasara lo mismo. No sabía si sería capaz de soportarlo.

Al abrir la puerta me encontré con Taehyung sentado en la mesa, con el portátil frente a él y los lentes de lectura puestos. Sus ojos inmediatamente se encontraron con los míos a la par que una pequeña y apretada sonrisa se formaba en sus labios.

—Hola, bonita. Bienvenida —me saludó de lo más natural mientras yo tiraba mis pertenencias sobre el sillón—. ¿Cómo te fue?

—Bien, bien... —musité y casi me abalancé sobre el asiento frente a él—. Tae, qué... ¿qué pasa? ¿Q-qué...?

—Tranquila, Seori, calma —pidió con una pequeña risa y estiró su mano para sobar mi hombro con cariño—. ¿Estás bien?

—Me muero de ansiedad, Taehyung, por favor —supliqué con el puchero de una niña emberrinchada sobre mis labios—. Sé que eres un ángel y quieres saber cómo me fue y todo eso, pero te juro que no aguanto la duda de qué está pasando. ¿Me cuentas y después hablamos de lo que tú quieras? ¿Sí? Por favor.

Le encontré soltando una nueva risa nasal, seguramente a causa de mi gesto dramático y un tanto psicopático. Me soltó del hombro y con mucha calma bajó la pantalla de su portátil para cerrarlo por completo, fijando su atención únicamente en mí. Recargó ambos codos sobre la mesa inhalando aire con paciencia y con sus largos dedos se quitó los lentes por un momento para dejarlos al costado suyo.

Durante varios segundos no dijo nada, y aunque de inicio me miró, encontré que sus ojos se perdieron momentáneamente sobre algún punto indiferente de la sala, como si estuviese buscando las palabras correctas con las que empezar aquella conversación que cada vez me ponía más y más nerviosa.

—Bueno... —inició luego de relamerse el labio inferior, calmo—. ¿Recuerdas al cliente del que te hablé hace algunas semanas? El que contrató al estudio para varias sesiones y por ello todos los días estuve llegando muy tarde a casa.

Asentí atenta, sin dejar de mirarlo. Tae también me observó y asintió.

—Hoy... se contactó conmigo y me pidió que nos reuniéramos después del trabajo. En mucho resumen... —pausó para organizar sus ideas—. Me preguntó algunas cosas sobre mis estudios, mi experiencia hasta ahora y después me habló de un proyecto muy grande que quiere llevar a cabo a finales del año que viene.

—Eso... es genial, Tae —le animé al notar que volvía a quedarse callado, honestamente estaba muy confundida porque a mi punto de vista aquellas eran buenas noticias. No encontraba sentido a que él se pusiera... tan serio por ello—. ¿... O no?

Tae sonrió en agradecimiento y pasó una de sus manos por mi mejilla con cariño, asintiendo al final.

—Lo es. Me dijo que está muy interesado en tenerme en ese proyecto, y aunque podría hacerlo bien con el conocimiento que tengo ahora, me confesó que sería mucho mejor si me preparara un poco más para entonces.

on stage » bts; myg + kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora