Chapitre dix-sept

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El lunes Harry no va a la escuela, debía ir al hospital y Jay se había ofrecido para acompañarle y aunque le encantaba sentirse querido y cuidado por una familia como la de Louis cada día que pasaba allí se sentía como un robo de la privacidad familiar o le daba la sensación de ser un estorbo.

Tuvo que esperarse un rato hasta que los médicos salieran para poder entrar él con su madre, si la charla de ellos dos solos iba bien se les uniría el doctor principal y finalmente Anne obtendría el alta. Siendo sinceros Harry no quería eso pero Jay le había prometido que pasara lo que pasara seguiría teniendo un hueco en su casa, que podría llamarla a la hora que fuese tanto para una sesión express como si hace falta para ir a recogerlo y sacarlo de su casa.

Cuando es turno de pasar Harry siente sus manos sudar como nunca, está casi temblando de los nervios. Al entrar Anne no le está mirando, su vista está fija en unos pájaros que se veían desde la ventana de la habitación.

-Hola mamá-

Anne por fin clava su vista en él, no hay emoción, no hay siquiera un ápice del calor y del amor que muestran los ojos de Jay cuando le mira o los de la madre de Niall a la que vio el día de antes, nada se puede comparar al vacío que se puede observar en los de su madre, parecen incluso fríos. 

-¿Qué tal estás mamá?-

-¿Qué haces aquí?- respondió cortante.

-Nos vamos, vas a poder salir-

-Me refiero a que ¿por qué estás aquí? los doctores dijeron que vendría mi hijo, se equivocaron, tiene que venir mi hija-

-Yo soy tu hijo- Harry no pudo ni acabar de decirlo pues su madre le cortó.

-Tú no eres nada mío, un desastre, eso es lo que eres para mi, un fallo, una cosa mal hecha que no tiene la capacidad de obedecer lo que se le dice- Harry sentía como las lágrimas quemaban detrás de sus ojos con ganas de salir pero su madre o bueno su ya no madre no parecía tener pensado parar aquí. -Toda la vida intentado educarte de la mejor manera para obtener desobediencia no lo voy a consentir y escúchame bien lo que te digo porque es la última vez, no eres Harry pero tampoco lograrás ser nunca Gemma, no eres nadie- 

Los pitidos producidos por la máquina que controlaba el pulso avisaron a los enfermeros para entrar y sacar a un lloroso Harry que veía como todo el rato los ojos de su madre que no mostraban ninguna emoción más que desagrado.

-NO TE QUIERO A TI ¿ME OYES? SOLO QUIERO A GEMMA- Fue lo último que escuchó de su madre antes de que volvieran a cerrar la puerta con él esta vez fuera.

Con sus ojos puestos y clavados en la puerta las lágrimas empezaron a correr todavía más deprisa así como a soltar sollozos desgarradores. Jay llegó a tiempo para cogerlo antes de que se desplomara en el suelo a causa del llanto.

Lo llevó de vuelta al coche después de recibir el informe de que Anne pasaría una semana más en el hospital. En el camino de vuelta Harry logró calmarse y cuando ya casi estaban en la casa de los Tomlinson el de ojos verdes habló.

-Jay te quiero mucho pero no me gusta ser una molestia-

-Cielo lo que te ha dicho tu madre no es verdad, no eres una molestia y además nos encanta tenerte aquí, para Mark y para mi eres un hijo más, las gemelas te adoran, Felicite y Lottie me dijeron el otro día que si te podías quedar en casa para toda la vida y sabes que sin duda Lou es el más encantado de tenerte aquí-

-Ya pero aún así, este no es mi lugar, también te quito muchas horas que podrías gastar con tu familia-

Jay le interrumpió y dijo -Parece que no te queda claro, eres parte de nuestra familia Hazz, desde el momento en el que Louis os proclamó sus mejores amigos los cuatro tenéis un sitio donde dormir aquí, donde pasar la tarde, donde ser amados. Y pasa lo mismo en casa de Niall, de Zayn o de Liam, no lo olvides-

Harry no respondió, no había dado por finalizada esta conversación con Jay y ahora quería iniciar una nueva con Louis en cuanto llegara de clase pero por el momento prefería el silencio de observar la ventana con la radio bajita y sentir los minutos pasar hasta que finamente llegan a casa.

A casa.

Harry siempre pensó que pasarían años y si lograba sobrevivir para poder decir casa a un sitio donde pasaba la noche, poder decirlo y sentirlo claro, las palabras sin sentimientos no son nada más que algo que se van con el viento.

Por eso el sentir algo por Louis era especial.

Que Louis sintiera algo por él era especial.

Poder decir casa a un sitio es especial.

Sentirse parte de algo es especial.

Él es especial.

Dentro Jay le prepara un té para acabar de relajarse y aunque tienen una mini charla mientras se prepara no es de las que se pueda denominar una sesión, después de eso, tomarse la bebida significa silencio total.

Le dice a la mujer que se irá a su habitación hasta que Louis y las chicas lleguen de clase y Jay lo entiende, es duro oír después de una semana otra vez aquella clase de cosas.

Ella si sabía lo que pasaba en casa de Harry por lo que le había podido contar, pero no se compara el saberlo con oírlo.

Jay no cree poder decirles algo ni lo más minimamente parecido a sus hijos, antes se muere que dejar que esas palabras salgan de su boca y ahora más que nunca quiere saber a la perfección de donde proviene ese tamaño descomunal de ira que Anne carga en su interior y que suelta todos y cada uno de los días a Harry.







Perdón por lo cortito, los próximos se viene fuertes.

Mucho love para todos.

Muak muak

-C

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2022 ⏰

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