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|Capítulo uno: "Encuentro"|

Manchester, Inglaterra.

1 de Julio, 2022.

MELODY.

—¿Me das otro daikiri, please?—. Preguntré, exaltada tras haber pasado la última hora bebiendo en aquel V.I.P que mi empresa de modelaje me había concedido después de las largas horas modelando en la pasarela.

—En un instante—. Dijo el barman y yo volteé a ver a mis amigas: Mikayla y Melanie que estaban una peor que la otra.

A Mikayla la conozco desde que nací practicamente porque nuestras familias son amigas, entonces la veía siempre y nos hicimos amigas. Mientras que a Melanie nosotras la adoptamos, es un año menor que nosotras y la conocimos porque es una cerebrito. En el instituto se adelantó un año por sus buenas calificaciones hace tres años y desde entonces somos mejores amigas las tres.

Yo, la famosa.

Melanie, la inteligente.

Mikayla, la chismosa.

—Gracias—. Dije cuando el barman me entregó el daikiri y me dirigí hacia nuestra mesa.

—¿Viste quién está aquí?—. Me preguntó Mikayla, emocionada. Yo me reí, porque daba risa. Tenía el pelo negro todo despeinado, los ojos saltones ante el descubrimiento y, como frutilla del postre, estaba borracha, lo que hacía que la situación fuera más cómica de lo que era.

—No, ¿Quién?—. Pregunté, curiosa, antes de darle un sorbo a mi daikiri de frutilla.

—Un jugador del United—. Respondió Melanie—. Pero no del primer equipo, un juvenil—. Aclaró la pelirroja antes de acomodarse su cabello enrulado.

Yo miré alrededor y nadie se me hizo conocido, literalmente aquel juvenil del Manchester podía estar sentado al lado mío y yo no me iba a enterar. Así que me encogí de hombros, porque mucho no me importaba, pero veía la mirada impaciente de mi amiga pelinegra y tuve que preguntar:

—¿Qué sabes? ¿Por qué la emoción?—. Dije, dándole otro sorbo a mi daikiri.

—Es español, pero juega en Argentina porque su mamá es de allá. Hace poco debutó en la Premier—. Dijo, corrigiendo lo dicho minutos antes por Melanie—. Y hace poco terminó con la novia.

—¿Qué tan poco?—. Preguntó la pelirroja, mirando hacia atrás, donde seguramente estaba el chico al que yo no reconocía.

—Mayo, a finales creo—. Respondió Mikayla—. Y está lindo, muy—. Opinó, haciendo enfásis en la última palabra, mirando a Melanie.

—¿Lindo? Es hermoso—. Concluyó la pelirroja—. La mandíbula, la altura, el pelo, los tatuajes, el acento español, la cuenta bancaria...—. Apenas terminó de decir esto último todas reímos y yo me tomé lo que restaba de daikiri de mi copa de un trago solo.

—¡NUESTRA CANCIÓN!—. Grité cuando escuché sonar la instrumental de "Provenza" de Karol G, agarrando las manos de mis mejores amigas para ir a la pista de baile a bailar.

Bailamos absolutamente cada canción desde las 12 hasta las 3 de la mañana. Cuando nos cansamos, decidimos sentarnos a tomar aún más. Melanie le pidió a un mozo que pasaba que llevara a nuestra mesa quince shots de tequila tequila y nos dios cinco shots a cada una.

—Juguemos "Yo, nunca, nunca", sí no lo hiciste tomas y sí lo hiciste tenés que cumplir un reto—. Propuso la pelirroja y asentimos.

Las afirmaciones eran bastante fáciles de responder: primer beso, más de 3 chicos en una noche, novio y etcétera. Eran afirmaciones solamente para que las tres tomáramos los shots de tequila, hasta que llegó el último. Vi una miradita entre Melanie y Mikayla que me hizo dudar, supe que algo se traían entre manos, pero en ése momento estaba demasiado borracha como para haberle prestado la atención necesaria.

Falso | Alejandro Garnacho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora