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|Capítulo veinte: "Primer mes"|

Manchester, Inglaterra.

1 de Setiembre, 2022.

MELODY.

Me desperté en mi cama, en el Hilton. Solía dormir con las ventanas abiertas solamente porque sabía que vivía en un piso demasiado alto y fue por ésa razón que me desperté. Las gotas de lluvia que entraban por la ventana y por el viento me golpeaban el rostro, me obligaron a despertarme. Suspirando, me levanté a cerrar la ventana.

Cuando lo hice, tomé mi celular para fijarme la hora. Eran las 7 de la mañana, habían pronosticado tormenta para todo el día y al ver la fecha me acordé de algo muy importante: hoy cumplía un mes con Alejandro. Ya un mes del día en el que me llevó al campo a mostrarme que había plantado cientas de mis flores favoritas, imitando aquella escena de "El Gran Pez".

Lo amo.

Mi celular sonó, era una llamada de Cathy y atendí. Dentro de 16 días era la Semana de la Moda en Londres, afortunadamente en Londres capital, lo que lo hacía un poco más llevadero. No tanto, sólo un poco. Iba a desfilar para Saint Laurent, Prada, Dolce & Gabbana y Dior. Era mi segundo año desfilando en la Semana de la Moda, era mi segundo año codeándome con modelos top como Naomi Campbell y Kate Moss.

Obviamente, no iba a abrir ninguno de los desfiles, tampoco los iba a cerrar. Iba a ser una más, una de las del medio, las que no les importan mucho a nadie, pero iba a estar desfilando para marcas de primer nivel y éso era lo más importante. Ya me iba a tener la oportunidad de abrir y cerrar desfiles más adelante. Mi sueño era desfilar para Versace antes de que Donatella muriera.

Los desfiles de Versace siempre eran los más comentados, porque siempre tenían  diseños novedosos a pesar de mantener la esencia. Además, siempre tenían a las modeos más conocidas y mejores pagadas del mundo trabajando para ellos como las Hadid, Kendall Jenner, Naomi Campbell, Gisele Bündchen y yo quería ser una de ellas.

No era tan conocida y tampoco era de las mejores pagadas.  Recien estaba comenzando mi carrera, no se hablaba de millones todavía sino de miles.

Por otro lado, Alejandro estaba nervioso porque lo habían vuelto a bajar al Manchester B, como le decía él. Al parecer (y por lo que me explicaron mis hermanos) así se le llama a la categoría sub-20 en España, la que (por lo que me dijo Alejandro) en Argentina vendría a ser la reserva. No era algo terrible, pero era malo. Sí te suben al primer equipo, es malo que hagan que bajes al segundo nuevamente.

Su entrenador desde la pretemporada le viene advirtiendo que entrene más duro y él no pudo hacerlo, así que le dijo que lo iba a bajar, pero que quería que siguiera entrenando con el primer equipo. Al parecer, era algo que se podía hacer. De momento y hasta que no mostrara otra actitud, no iba a jugar en el primer equipo. Él estaba algo decaído por eso, de verdad que lo estaba.

El viaje a Londres, lo ayudó a relajarse un poco. Hacía cuatro días que estaba entrenando con el primer y segundo equipo. Cuando fuimos a mi ciudad natal, ya había jugado con el segundo equipo y quién sabe cuántas veces más lo haría. Le ponía nervioso el hecho de estar castigado, porque era un castigo estar en el banco y saber que ni aunque te necesiten te iban a poner a jugar.

Sin embargo, el enojo y la ansiedad, le duraron poco (precisamente cuatro días, si, los conté) ya que se dio cuenta que estaba jugando con sus amigos nuevamente. Cuando se dio cuenta que estaba jugando de nuevo con Marc, Rhys y Daniel, se calmó y empezó a divertirse de vuelta. Ganaron los dos partidos que habían jugado hasta hora y lo hicieron de manera fenomenal, yo fui a verlos.

Falso | Alejandro Garnacho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora