Este capítulo contiene escenas y leguaje explícito que será avisado para poder saltarlo quien se sienta incómodo.
Leer bajo tú responsabilidad.‐‐----
Caía la noche en Los Santos, ambos hombres seguían charlando de todo y de nada, el dia se les había pasado deprisa junto a la compañía del otro, Volkov miró por la ventana y acto seguido miró la hora en su móvil, las nueve.
-Horacio, igual ya es hora de que me marche, llevo aquí todo el día y bueno, tú tendrás cosas que hacer.-
-Volkov, a estas horas ya no tengo nada que hacer, además Athenea me ha dado un par de dias libres para que vaya recogiendo mis cosas y me organice para el viaje, no te preocupes,- puso la mano levemente sobre su antebrazo y el ruso llevó su mirada allí.
-E-esto, vale, entonces...- no sabía bien qué decir o qué hacer, en esto de las citas no era bueno.
-Quédate a cenar, podemos preparar alguna cosa rápida o pedir algo para que lo traigan, me puedes acompañar a sacar de nuevo a Perla y bueno, pasamos algo más de tiempo juntos, ¿qué me dices?,- el comisario estaba nervioso, tenía muchas ganas de quedarse pero cada segundo que pasaba cerca de del de cresta, tenía más y más ganas de abalanzarse hacia él y no era lo correcto, sentía que debía ir despacio.
-Bueno, no sé, mañana tengo que madrugar para ir al trabajo, se me hará bastante tarde y...- vió cómo el chico cambiaba su cara según iba pronunciando más excusas, ahora era tristeza lo que veía en su hermoso rostro.
-Vale, si no quieres lo entiendo, no tienes por qué descuidar tampoco tus responsabilidades, está bien,- estaba desilusionado, en realidad deseaba que el mayor se abriera más con él, que se soltara y se dejara llevar, él no tenía problema con ir unos pasos más adelante con él, habían conectado y tenía muchas ganas de besarlo y saber si esas mariposas revoloteaban en su estómago cuando lo hiciera.
-Horacio, no te pongas triste, en estos dias podemos vernos más si quieres, puedo sacar algún hueco para comer juntos o cuando acabe mi turno acompañarte a sacar a Perla,- el joven solo subió un poco sus comisuras y asintió.
Se levantaron ambos del sofá, el mayor cogió su cazadora y se la echó por el antebrazo, Horacio lo acompañó hasta la puerta para despedirse, ambos se miraron, Volkov acercó su rostro al del chico despacio, dejó un suave beso en su mejilla, pudo sentir el calor que desprendía solo con ese toque, cerró sus ojos y escuchó el leve suspiro que salió de los labios del menor, abrió sus ojos y lo observó, estaban demasiado cerca, no podía apartarse de él.
Fijó su vista en sus rojizos labios, vió cómo el muchacho los humedeció y sintió una punzada en su estómago,- Horacio, ¿puedo...?,- susurró dejando que su respiración chocara contra los labios ajenos.
El chico no contestó, simplemente terminó de acercar su rostro al contrario y juntó sus labios con los rusos, dejó salir todo el aire retenido en sus pulmones por la nariz, hizo un ruidito de satisfacción al sentir por fin los labios contrarios, los que tantas ganas tenía de probar.
Volkov permanecía con los ojos cerrados, estaba disfrutando como nunca de ese toque, un hormigueo se hizo presente en su bajo vientre, era demasiado placentero para ser verdad, solo un roce y su corazón se saltó varios latidos, quería más, necesitaba más.
Tiró su chaqueta y con sus temblorosas y frias manos acarició con suavidad y ternura el rostro canela, paseó sus pulgares por sus mejillas y notó en sus labios la sonrisa que le salió sola al de cresta al notar el cariño con el que era tratado.
Se separaron solo un poco,- ¿de verdad tienes que irte?,- dijo en un tono solo audible para el comisario.
-Pu-puedo quedarme un poco mas,- volvió a juntar sus labios pero esta vez los apretó más, Horacio ladeó la cabeza y los movió sutilmente invitando al más alto a hacer lo mismo.
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RED THREAD
RandomEl comisario Volkov encuentra inconsciente en la calle a un hermoso muchacho de cresta azul, el chico sufre de diabetes lo que le provoca hipoglucemias haciendo que se desmaye, más una ceguera que debe ser operada antes de que vaya a más. Horacio al...