Tenía esto escrito, al menos subo la primera parte para que tengais algo por todo el apoyo y cariño que me dais. La parte 2 llegará pronto. Gracias.
Lenguaje explícito, leer bajo tu responsabilidad. 🔞
Un ruso de dos metros le contemplaba con sus ojos grises cargados de brillo, se apoyaba en la barandilla mientras sostenía algo en su mano.
Horacio se quedó sin palabras, Volkov vestía una elegante camisa blanca de tela muy fina con los dos primeros botones abiertos, unos pantalones negros que se ceñían a sus trabajadas piernas, unos mocasines negros sin calcetines, su pelo ondeaba gracias a la brisa marina, no llevaba ningún tipo de gel, realmente estaba guapo.
-Joder,- dejó salir todo el aire de sus pulmones, sus piernas temblaban y no creía poder respirar bien si seguía mirándole así.
Se acercó despacio al chico, cogió su mano y desató el hilo rojo que llevaba a modo de pulsera, abrió su otra mano y el de cresta comprobó que él tenía uno igual, hizo un lazo con los dos hilos y volvió a ponerlo en la muñeca del chico, conectaron miradas, notaron las chispas saltar entre ellos.
-Si que creo en la leyenda del hilo rojo Horacio, creo que he estado atado a tí toda mi vida porque es verte y mi corazón se vuelve loco en mi pecho,- llevó la mano del joven hasta su torso y la apoyó junto con la de él para que pudiera sentir los alocados latidos,- te amo.-
Horacio saltó a su cuello y el mayor lo cogió en brazos, el chico enredó sus piernas en la cintura del más alto y lo abrazó, juntó sus labios con efusividad, comenzando un húmedo beso cargado de sentimientos.
Volkov podía sentir las lágrimas saladas en sus labios, Horacio lloraba pero sonreía entre el beso, era felicidad lo que sentía, lloraba de emoción, desahogaba el nudo que tenía en su garganta desde que el ruso se marchó aquella tarde, por fin lo tenía entre sus brazos, por fin sentía su añorado calor, por fin estaban juntos y además en ese barco de ensueño, donde iban a pasar una semana recorriendo el mediterráneo.
-Te quiero,- un beso,- te amo,- otro beso,- te he extrañado,- más y más besos.
Horacio llenaba el fino rostro de su pareja de besos, mordía sus labios, los lamía después, se aferraba a él con sus brazos y piernas, no iba a ser fácil bajar al chico de allí, así que al excomisario no le quedó más remedio que andar con él hasta la cama, donde le soltó haciendo que rebotara y se riera, cayendo él encima.
-Eres lo mejor que tengo mi sol, no creas que no te he extrañado,- acarició su precioso rostro y lo observó detenidamente, las mariposas aparecieron indicando que así se sentía el amar y ser amado.
-¿Por qué no contesta...?- un beso lo cayó, el ruso no quería hablar de todo lo sucedido, por fin estaban juntos, lejos de los peligros de la ciudad, lejos de hospitales, lejos de terceras personas que quisieran hacerles daño.
Metió su lengua mientras que con sus manos acariciaba el cuerpo del moreno, escalofríos recorrieron su espalda al sentirle, tan suave, tan caliente, tan suyo.
Horacio enterró su rostro en el blanquecino cuello, inspiró el aroma que tan loco le volvía y tuvo que mirarle para cerciorarse de que era real, que estaba ahí junto a él, que el cuerpo que lo cubría, las manos que mapeaban sus piernas y caderas, los labios que estaban devorando su cuello, eran los de su amado.
Volkov sacó la camiseta del joven, miró su torso desnudo y llevó su boca rápidamente allí, saboreó sus pezones durante un rato, los lamió, mordisqueó, pellizcó, los puso bien erectos disfrutando de los jadeos de su chico quien no podía contenerlos, había pasado mucho tiempo, muchas cosas, se necesitaban y poder sentirse de nuevo los tenía extasiados.
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RED THREAD
De TodoEl comisario Volkov encuentra inconsciente en la calle a un hermoso muchacho de cresta azul, el chico sufre de diabetes lo que le provoca hipoglucemias haciendo que se desmaye, más una ceguera que debe ser operada antes de que vaya a más. Horacio al...