RED THREAD

Cap.15

-¿Qué cojones dices?,- Conway se levantó de su asiento y se puso frente al ruso, quitó sus gafas de sol de su rostro y lo miró serio,- ¿vas a dejar tu carrera de lado?,- se cruzó de brazos espectante.

-Estoy dejando el peligro de lado, el riesgo de poder morir en cualquier momento, soy feliz Conway, lo único que quiero es estar junto a Horacio, la vida me está dando una oportunidad para disfrutar de las pequeñas cosas y te aseguro que ese chico me ha enseñado aspectos de mí que ni yo mismo conocía, y todos buenos.-

-Entiendo....y, ¿eso no puedes compaginarlo con tu trabajo?,- el superintendente entendía al ruso pero, no quería perder a su mano derecha, al hombre en quien confiaba y que tantos años de lealtad le había entregado.

-No, he vivido trabajando dieciocho horas al dia muchos años, no he salido, no he vivido, no me he permitido el lujo de conocerme a mí mismo y ahora que estoy descubriendo esa vida, no voy a despirdiciar ni un segundo más, Horacio se ha ganado toda mi atención, él me hace feliz, estar junto a él es lo que necesito y bueno, ahora que no pago ese lujoso apartamento, con el dinero ahorrado que tengo, más el sueldo que me queda por los servicios militares, puedo vivir tranquilo y bien, no necesito más que un par de asientos con vistas al mar y una maravillosa persona,- miró a su jefe y sonrió ampliamente,- y tengo ambas cosas, cuídate Conway.-

-Volkov espera,- antes de que saliera por la puerta, el mayor le hizo detenerse,- eres un gran comisario y una gran persona, te mereces esto y me alegro de que hayas encontrado la felicidad,- apretó su hombro poniéndose de nuevo sus características gafas oscuras,- siempre tendrás un puesto en el CNP, tenlo en cuenta,- el ruso le tendió la mano y el otro la apretó con fuerza, se sonrieron y el peliplata abandonó el despacho del mayor.

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Horacio desbloqueó su teléfono, miró embobado como tenía muchísimas notificaciones tanto de llamadas como de mensajes, abrió las llamadas y vió varias de Gustabo y Athenea, borró todo lo que no valía para poder liberar memoria y fué a la bandeja de entrada de mensajes, cuando los abrió sus ojos se fueron cristalizando conforme leía, tenía más de sesenta mensajes de Viktor, cada dia le había escrito, le decía cuánto le amaba, lo mucho que le extrañaba, cuánto deseaba leer los mensajes con él...Horacio rompió en llanto, todo era demasiado para un solo dia, ese serio comisario estaba loco por él y se lo había demostrado con creces.

Secó sus lágrimas, releyó algunos de los mensajes y sintió su corazón latir deprisa, se sentía tan querido, tan completo, tan feliz, que le parecía que todo era un maravilloso sueño.

Miró a su alrededor, la habitación había sido adornada para él, se sentía bien, era acogedora y para nada tenía ese desagradable aroma a hospital, había un florero precioso azul cielo con algunas flores algo marchitas pero todavía se veían hermosas, sonrió al pensar en la imagen de Volkov comprando flores para él.

Desbloqueó de nuevo su móvil y fué hasta el chat con Gustabo, pulsó el botón de videollamada y esperó a ver la imagen de su amigo quien, al ver al de cresta al otro lado sonriente, gritó muy alto y comenzó a saltar no dejando que el chico lo viera bien, pero aún así estaba riéndose mucho con su reacción.

-¡Perro!, te voy a matar, te he extrañado un huevo,- el rubio estaba emocionado y contagió a su amigo.

-Te quiero mucho Gustabo, cuánto me alegra poder hablar contigo,- las lágrimas de ambos caían, se quedaron callados unos segundos mirándose a través de la pantalla.

-Dentro de unos dias vuelvo a casa, tengo mucho que enseñarte y que contarte,- giró el teléfono y detrás de él se veía una enorme piscina llena de gente,- esto es el paraíso, tenemos que volver, cuando estés mejor vamos a volver,- sonrió y Horacio asintió varias veces.