Libro 1: Cambia Formas. Capítulo 8.

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- uf... debí haberle dicho a alguno de mis hermanos que me ayudara - murmuró Mihály con una gota de sudor en su cien, mirando todas las bolsas y cajas de compras que tenía encima.

Bueno, se lo debía, al fin y al cabo todo ese tiempo en la mansión solo le había comprado pan y algún dulce.

Suspiró y se dirigió fuera del centro comercial, caminando por la calle, mezclándose con los demás, y finalmente llegó a la entrada del bosque. Pero cuando estaba por entrar, escuchó una voz.

- ¡espera! - suspiró frustrado al reconocer la molesta voz chillona y se volteó con el ceño fruncido.

- ¡¿ahora que quieres?! - preguntó hastiado. No tenía paciencia para los humanos, o bueno, para nadie en general, mucho menos con mocosas como esa.

- ¡no debes entrar a ese bosque! ¡Esta encantado! ¡Hay monstruos y criaturas peligrosas adentro! ¡podrías morir si entras! - advirtió la chica preocupada.

- no me fastidies y métete en tus asuntos. Puedo cuidarme sólo - contestó brusco.

- ¡pero vas muy cargado! ¡Si alguna criatura paranormal o animal te ataca, no podrás defenderte! - Mihály gruñó molesto ante su insistencia.

- mira, no tengo tiempo para perder contigo, mi prometida y mis hermanos me esperan en casa, así que déjame en paz y vete. Eres molesta - se quejó con una vena resaltada y se dio vuelta empezando a caminar.

- ¡no, por favor! ¡No vayas! ¡Te harás daño! - dijo preocupada, pero demasiado dramática.

- ¡ya lárgate! Como fastidian los humanos de hoy en día - comentó irritado por su sola presencia.

- ¿humanos?... ¿eso... eso quiere decir... que tú no eres humano? - preguntó sorprendida.

- ¿hasta ahora te das cuenta? Que mocosa tan idiota. Ya lárgate, antes de que decida desacerme de ti por las malas - amenazó y ella bajó la cabeza, dudando un poco.

- ¡no me importa si eres una criatura paranormal! ¡Me enamoré de ti a primera vista! - declaró, haciéndolo fruncir el ceño.

- (está chica, es molesta. Demasiado molesta) - penso enojado antes de darse vuelta, entrando al bosque, sin paciencia ni fuerza de voluntad suficientes para seguir soportando a aquella molesta chica.

- ¡espera! ¡Me acabo de declarar! ¿No dirás nada? - preguntó incrédula, quejándose.

- estoy comprometido, y no me interesas en lo más mínimo, así que pierdete. No quiero volver a verte nunca más en mi vida - respondió serio y frío.

Siguió caminando mientras escuchaba los sollozos de la chica, los cuales se volvían más fuertes a medida que avanzaba, como si con ellos quisiera intentar detenerlo y hacer que volviese con ella.

- ¡ya cállate! ¡Eres muy molesta! - se quejó, falto de paciencia desde adentro del bosque, escuchando como ella lloraba más fuerte aún.

Bufó molesto y siguió caminando mientras la ignoraba, adentrándose en el bosque.

Finalmente, Después de caminar un rato llegó a la mansión y abrió la puerta, suspirando con alivio

- ¡ya llegué! - avisó mientras entraba.

- ¡Bienvenido! - lo saludó Elizabeth desde el sofá, parecía estar hablando con los demás, pero al verlo se levantó y se le acerco para recibirlo - oh, perdón. No creí que sería tanto - dijo apenada al verlo cargar tantas bolsas.

Las Crónicas Del Bosque Encantado. Libro I: Cambia Formas(Otherkins Transmorfos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora