Amor Congelado

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Steve había lideado con muchas cosas diferentes en su vida, siendo mayoritariamente hechos tristes y desgarradores que drenaron una parte de su corazón dejándolo más deshecho más vacío de lo que alguna vez fue todo su amor y esperanza.

Había lideado con pérdidas irrecuperables, amores truncados, decepciones consigo mismo y arrebatadoras olas de tristezas de aquellos tiempos oscuros en los que sus manos estaban manchadas de sangre, carbón y pólvora constantemente. 

Sus ojos, corroídos por el llanto de todas esas épocas, ya no lloraban. No como antes, como si fuera la barrera que impedía a su corazón de seguir muriendo.

No había nada más para él en este mundo, había admitido sin querer que no podía vivir sin guerras, no podía vivir sin caos y tanto por fuera como por dentro suyo reinó una paz, pero era una paz aterradora, paralizante, que congelo sus sentimientos así como se había congelado su cuerpo con anterioridad.

Estaba calmado todo el tiempo y principalmente cuando la calma cubría parcialmente el territorio donde vivía. Sin misiones que cumplir su vida se resumía en comer, dormir, entrenar y repetir aquello rutinariamente sin más.

La calma siempre se buscaba ser mantenida sin embargo su calma era diferente. Su semblante rígido y pacífico quería ser corrompido por el caos y el desconcierto. Quería romper las reglas tan fuertemente y divertirse, volver a vivir y que el fuego incinere aquella gruesa capa de hielo que mantenía a su corazón encapsulado.

Pero por más que buscara no podía encontrar aquel fuego, la tenacidad, la rebeldía. Cualquier cosa que hiciera tenía reglas instructivas que lo atrapaban y lo manejaban con facilidad. Está en su naturaleza y le provocaba dolor de cabeza mientras su estado de ánimo continuaba decayendo.

Volver al complejo fue una decisión improvisada, su departamento lo deprimió todavía más, decorado con articulos de época que solo lo llenaba de nostalgia y le recordaba todas y cada una de sus pesadillas vívidas de los tiempos penumbrosos acechadores.

Una vez quitó la llave de la motocicleta, dejó el casco colgado del espejo y suspiró dejando caer sus hombros. Seguía sentado en el vehículo pensando y repensando si aquello estaba bien, si tal vez debía buscar la forma de acabar con todo de una vez. Había formas, no era inmortal. sin embargo todo aquello iba en contra de sus principios o ideales, realmente no sabía que era pero no le agradaba la idea.

Resopló fastidiado y se deslizó fuera de la motocicleta, el camino a la recepción principal no era tan largo, pero debía ir allí primero antes de pedir prestada una de las tantas habitaciones que habían en el edificio de junto que estaba conectado al edificio central con la gigantesca "A" a un lado.

Recibió cientos de saludos que respondió de buena manera, la espalda erguida, el caminar perfecto, el cabello en su lugar y la sonrisa escueta que solía regalar a sus compañeros de trabajo.

-Capitán, señor... - el secretario del otro lado del escritorio se levantó del asiento para saludarlo como si fuera el presidente de la nación, le indicó con un gesto que no era necesario -... que lo trae por aquí? -

- Necesito quedarme en una habitación, tengo entendido que hay sitio disponible para el equipo-

-Por su puesto, en realidad el Señor Stark tiene habitaciones individuales personalizadas para cada Vengador - Steve apretó la mandíbula y el jóven sonrió ladeado socarronamente -... obviamente ninguno las a usado jamás, Stark realmente cree que a alguien le gustaría vivir con él-

Steve ignoró su tonoy forma de hablar por un segundo -... con él? -

- Oh, el complejo es más como una gigantesca casa. Sólo Stark y sus roommates pueden entrar ahí -

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