-Vamos, no puedes molestarte por una simple mirada - El rubio caminó con rapidez detrás de su bajo novio que prácticamente trotaba para alejarse de él, el sólo movimiento exagerado de sus caderas volviendo todavía más loco al más alto .- Sólo una mirada mi trasero! esa mujer es tan molesta - se quejó abriendo la puerta de su laboratorio logrando cerrarla antes de que el soldado llegue a él, haciéndolo golpear sus palmas contra el vidrio con frustración.
- Cariño por favor, fue una mirada de reojo por puro instinto, sabes que no la tolero tampoco - Continuó hablando viendo la espalda de su genio caminando hasta el escritorio fingiendo no oírlo - se que puedes oirme! no finjas! vamos voltea bebé, voltea -se quejó con la nariz contra el vidrio.
Tony sonrió aún de espaldas a él, se volteó disimuladamente fingiendo que lo hizo para buscar algo -Sigues ahí!? Lárgate! - le hizo señas de que no podía oírlo y que se fuera, el rubio resopló.
- Tony mi bebé precioso, abre la puerta sí? hablemos - El castaño puso los ojos en blanco y le hablo a Viernes autorizando la entrada del capitán quién no perdió tiempo y camino a paso rápido para enredar su brazos en la cintura del más bajo mientras atropellaba su boca contra la contraria una y otra vez.
-mmnh es... suficiente - El genio intentaba aferrarse al escritorio detrás suyo, empujandose hacia adelante, el capitán iba a lastimar su cintura si seguía empujandolo así - amor... basta - el rubio se detuvo y acarició su espalda con suavidad.
-Lo lamento, me dejé llevar -susurró juntando sus frentes, Tony sonrió negando mientras acomodaba sus manos en las mejillas del mayor.
-Me encantan tus besos pero estaba lastimandome con esto - señaló el mueble detrás suyo.
El rubio miró detrás de él y asintió con una mueca, el castaño aspiró aire cuando el más alto lo levantó y lo sostuvo contra su cuerpo, no le quedo más remedio que pasar sus piernas por la cadera del alto - eso no es justo - susurró en su boca, Steve sonrió robandole un beso.
-humn! olvide que no querías más besos - Asintió Steve a sus propias palabras y el más bajo se quejó negando con un puchero totalmente exagerado - sabes que no quise decir eso -
- Me perdonas entonces? - acarició la nariz del genio con la propia suavemente siendo testigo de la más preciosa sonrisa del mundo entero.
- No hay nada que perdonar amor, sólo ignora a esa tonta - Steve rió asintiendo meciendose despacio casi sin notarlo, el castaño rodeaba sus hombros con un brazo mientras el otro lo mantenía doblado en su pecho, su mano acariciando su cuello y mandíbula.
El rubio no podía quejarse, le encantaban esos pequeños momentos de paz entre ellos, los cuales, eran bastante seguidos. Le gustaba la sensación se los pequeños detalles y mimos que ambos podían darse sin avergonzarse de ser cursis después de haber descubierto que a ambos les gustaba de esa manera.
Tony le robaba besos lentos y húmedos, le robaba la respiración con sólo mover esas espesas pestañas arqueadas, le robaba el sueño pensar en esos lindos ojos de caramelo de miel.
Tony era su mundo entero y no podía tolerar que el hermoso genio se sienta inseguro enfrente de aquella mujer que ni siquiera podía compararse con él, no decía que no era guapa, lo es; pero no es Tony y eso es suficiente para saber que no es atractiva para el Capitán.
Cuando el menor se recostó sobre su pecho supo que había cumplido con su propósito de vida, Anthony iba a quedarse dormido en cualquier momento así que sólo lo acomodo mejor entre sus brazos aún meciendolo, ni siquiera tuvo que decir algo cuando la inteligencia artificial bajó las luces del taller por si sola.
El castaño respiraba pausadamente y el decidió caminar al pequeño sofá que allí había, sentándose con cuidado. Podría estar horas de pie con él pero le gustaba más ocupar sus manos en acomodar el cabello rebelde y ondulado del menor, o retratar su rostro con la punta de su índice, tan suave y acogedor.
Había un razón detrás del apodo de " bebé " no era sólo porque Tony es adorable y menor que él si no porque cuando duerme siempre hace quejidos tan bajos y flojos como los de uno. A excepción de cuando tiene pesadillas, odia que las tenga pero no puede evitarlas y mayoritariamente acaba despertandolo antes de que se asuste demasiado mientras duerme.
Se inclinó para besar su respingona nariz percibiendo un ligero temblor en sus párpados antes de que abra los ojos con pereza, una completa maravilla.
- Humn lo siento, siempre acabo durmiendome - ríe y Steve podría jurar que sonaba más avergonzado que burlón, quizá porque apenas despierta.
- No me molesta bebé - murmura para no molestar los oídos del menor con su voz estridente - te vez lindo dormido - acomodo sus risos con cariño.
- Eso sonó raro, finjamos que no lo dijiste y besame - estiró su boca como un beso y obviamente el capitán no pudo negarse, rió sólo un segundo antes de inclinarse y besarlo, un pequeño chasquido al comienzo, un poco más húmedo y peligroso al final.
- Podría morir si paso un día sin tus besos, mi amor -
- Entonces nunca más me niegues uno - Rieron abrazandose fuerte aún muy cerca.
Nadie podría atreverse a molestarlos en esos momentos, eran escasos en un principio pero la gente se acostumbraba al afecto de ellos dos, comenzaron a amar su amor con el tiempo también.
Las portadas de las revistas amaban sus besos casi tanto como ellos amaban dárselos .