you're the inspiration - chicago
Daniel LaRusso se encontraba sentado en su despacho de LaRusso Motors mientras abría su boca ligeramente y a la vez con su mano derecha enredaba sus dedos en los cabellos de Johnny para profundizar la mamada que le estaba brindando el rubio.
No sabía muy bien cómo había llegado a esa situación. Solo podía acordarse de que Johnny había ido a arreglar algo que se encontraba en desnivel en la oficina de Louie y acabó debajo de su escritorio desabrochándole el cinturón Salvatore Ferragamo y bajándole un poco sus pantalones para llegar a su miembro y empezar a mamarsela.
— John. Me voy a correr. No sigas.— Johnny lo miró a los ojos mientras salían algunas lagrimas de sus orbes azules producto a las arcadas. El rubio bajó su boca una vez más hasta la base del miembro de Daniel volviendo a salirle algunas lágrimas.
— John, te dije que... Ah. Mierda Johnny.— Daniel cerró sus ojos sintiendo ese característico cosquilleo en su parte baja. Johnny tragó todo el líquido y sacó algunos restos de este con su lengua.
— ¿Qué me habías dicho Daniel?
— Lo hiciste muy bien mi amor.— Johnny sonrió y se subió al regazo de Daniel para besarlo.
— Te quiero Daniel.
— Yo también te quiero Johnny.
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— Creo que una buena idea la de Chozen.
— ¿Enserio?, ¿Por qué no puede ser la mía?
— John, tu idea es una estupidez. Lo siento, pero no tiene sentido. Así no podremos ganarle a Kresse.
— Nunca crees en mi, ¿cierto LaRusso?.
— No es eso John, solo... ¡John!, ¡debemos hablar!— Johnny lo miró una última vez y salió del dojo sin mirar atrás. ¿Por qué Daniel no podía confiar en el aunque sea una vez en la vida?. ¿Por qué confiaba más en un imbecil que recién llevaba conociendo?.
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Daniel abrió la puerta del departamento de Johnny ya que después de la primera vez que hicieron el amor el rubio le dijo que siempre que quisiera fuera al departamento para estar juntos.
— Johnny, mi amor. Lo siento, sabes que soy muy impulsivo y algunas veces digo cosas sin sentido, ¿si?. Bebé, traje cervezas.— Daniel siguió hablando mientras guardaba las Coor's en el refrigerador nuevo que le había comprado a Johnny. — Estaba pensando en que podríamos ver tu película favorita. ¿Bebé?, ¿me estás escuchando?.
Daniel dejó las cervezas a un lado mientras se dirigía a la habitación de su novio. Automáticamente se alertó al pisar restos de vidrio y ver algunas huellas de sangre en la habitación de Lawrence.
— Maldita sea. ¡Kresse, ese hijo de puta!.— Daniel corrió hacia la puerta y salió a toda velocidad en su Audi negro. Sabía que ese viejo enfermo debía haberse llevado a Johnny al dojo.
Daniel no lo entendía, ¿por qué la obsesión de Kresse por tener a Johnny a su lado?, y a la vez ¿como podía ser tanta? A tal punto de que cuando Johnny le dijo que tendría un dojo con Daniel lo iba a matar.
Daniel llamó a Chozen por que necesitaría ayuda. Mientras seguía conduciendo a toda velocidad y pensaba en que barbaridad podían estar haciéndole a su amor.