"teachers pet- melanie martinez"
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Advertencia: estupro, relaciones sexuales con gran diferencia de edad.Daniel LaRusso amaba el karate, pero no solo por lo que le hacía sentir, sino por su sensei.
Johnny Lawrence un hombre once años mayor que el adolescente, guapo, inteligente, impulsivo y atractivo, muy atractivo. LaRusso tenía el conocimiento de que su sensei sabía sobre su deseo hacía el porqué no lo escondía. Cada vez que su sensei lo miraba (o hacía alguna pose) le sonreía un poco y se mordía el labio inferior.Todo lo que hacía Daniel era un maldito pecado para Johnny, por que al igual que el pelinegro, se moría por probar a su pequeño estudiante.
— ¡LaRusso ven!.— Daniel sonreía coqueto a su sensei.
— No me diga LaRusso, dígame Daniel o mejor, dígame "mi niño".— Johnny trago fuerte y se sonrojó, algunas veces no podía creer que un niño tan atractivo como Daniel podía fijarse en el.
— Daniel, debes hacer la kata que te enseñé ayer. Debo ver si debo reforzarla, ¿si?.— Daniel sonrió acercándose más al rubio.
— ¿Si paso este test, me dará a sus bebés?.— Johnny esta vez quería que no hubiera nadie más en su dojo para besar a Daniel y embestirlo fuertemente. — No piense que estoy loco, por favor.— Lawrence lo miró con sus ojos azules y le dijo que empezara a hacer la kata, sabía que Daniel se equivocaría, no perdería la oportunidad de tener más tiempo con su sensei a solas.
— Bien LaRusso, digo, Daniel, mañana vendrás a reforzar la kata.— El pelinegro le sonrió mientras veía el escritorio de su sensei. Eso lo desconcentraba, la fotografía de Johnny y su novia era motivo de sus constantes repulsiones.
— Si, sensei Lawrence, nos vemos mañana.— Daniel miró rápidamente a su alrededor y besó la mejilla del rubio sensei.
[...]
Johnny Lawrence estaba esperando hace veinte minutos a su alumno. Pensó en que no llegaría así que empezó a cerrar el dojo.
— ¡Sensei!, ¡ya estoy aquí!.— Johnny escuchó la voz del pelinegro y sonrió.
— Bien Daniel, ve a cambiarte de ropa para que empecemos pronto.— LaRusso asintió y fue a los camerinos. Mientras Lawrence empezaba a despejar la colchoneta.
— Sensei, tengo un problema.— Lawrence miró al pelinegro quien solo tenía puestos sus pantalones del gi pero no la parte de arriba. — Creo que está rota.— Daniel se acercó peligrosamente al rubio. —¿Me ayudaría?.— El corazón de Lawrence se aceleró en un mil por ciento, haciendo que su cuerpo entrara en un calor extremo.
— Ehm, si, si..— Lawrence tomó con sus manos tiritando las partes del gi blanco de su alumno. —Mierda, lo siento Dani.— Lawrence empastó sus labios con los pelinegro y acarició el torso desnudo del menor con sus manos blanquecinas.
Daniel sonrió en medio del beso, lo había deseado por tanto tiempo. Lawrence le sacó la parte superior del gi y besó su cuello dejándole marcas moradas. LaRusso gimió al sentir los dientes de su sensei en su cuello y sacó con urgencia el gi negro del señor Lawrence.
El rubio tomó al moreno y lo dejó en la colchoneta mientras le sacaba la parte inferior del gi. Besó sus piernas delgadas hasta llegar a la entrepierna de su alumno. Con su mano empezó a hacer pequeños masajes generando gemidos del menor y uno que otro arqueamiento de espalda.
