Capítulo V: La Partida

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La iglesia estaba vacía.

Isabel fue directo a la sacristía. Abrió la puerta y encontró al padre Smith sentado a la mesa escribiendo algo sobre un papel.

-Buenos días, padre Smith.

-Oh, buenos días, Isabel... -dijo poniéndose de pie.- me alegra que hayas venido a despediros.

-Usted sabe que tenía que venir, solo vos tenéis la dirección de Charles Angels...

El padre Smith sonrió.

-Cierto... -y extendiéndole el trozo de papel a Isabel, le dijo:- Ahí está su dirección... deberíais memorizarla.

-Lo haré, padre... -guardó el papel en un bolsillo y le miró un momento en silencio, luego le dijo:-. Adiós y gracias por todo...

-Fue un placer ayudaros, espero que encontréis las respuestas que tanto anheláis, rezaré por vos...

-Y yo por vos...

* * *

Cleo lloraba mientras Isabel preparaba su bolso. El viaje lo haría a pie, por lo menos la primera jornada que constituía salir de Coventry hasta el río Avon y luego hacer una parada en el pueblo de Stareton.

Para pasar desapercibida, Isabel se vestiría de chico. Llevaba unos pantalones viejos de su padre, reajustados a su medida, una camisa blanca, un guarda camisa y una chaqueta, además una boina gris oscura taparía su cabello largo recogido.

Isabel había comprado algunas provisiones para el viaje, sobre todo comida para parte del camino entre el pueblo y Stareton, y una manta que le haría de cama cuando fuese necesario y una capa para la lluvia, que era un clima bastante regular en Inglaterra.

-Es todo, -dijo cerrando el bolso.- en cuanto sea el alba empezaré a andar.

Cleo siguió gimoteando.

-No sigas, Cleo, por favor... quedarás en buenas manos, Holy es una buena persona, no te preocupes...

-No me preocupo por esa Holy —dijo amargamente.-, me preocupo por ti, pequeña...

Isabel le dirigió palabras amables, pero no se desanimó en lo absoluto. Para tranquilizar a la vieja criada le dijo que Peter la acompañaría hasta las afueras del pueblo.

* * *

Septiembre 07

Isabel caminó muy temprano en compañía de Peter, rumbo a las afueras del pueblo.

-Gracias por acompañarme, Peter.

-No te preocupes, ya vi que Cleo estaba muy triste, por eso insistí en acompañarte, así se quedaría mas tranquila.

Isabel lo miró con curiosidad. El joven de no más de trece años, pero alto para su edad, prometía ser un hombre muy guapo y honesto en un futuro no lejano. Su cabello era castaño, pero mas claro que el de Isabel y sus ojos eran grandes y oscuros.

-Eres un chico muy observador...

Peter sonrió, pero no dijo nada.

Caminaron hasta el medio día. Ya estaban en los límites del pueblo cuando pararon para almorzar.

Peter llevaba comida con él, puesto que no quería que Isabel desperdiciara sus provisiones.

Otra vez Isabel lo observó. El chico era listo y pensó que habría sido buena idea llevarlo con ella, pero eso habría sido muy complicado.

La Marca del ArcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora