XVIII-V: M

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???

Voy por la carretera y me estaciono en el mismo lugar de siempre: a un costado de la casa frente al buzón, el cual, en este momento –y gracias a mí– está asquerosamente...marcado.

Me sonrío al admirar mi obra y observo por encima de la valla de la casa, la gran fiesta que se presenta dentro de los muros del maldito lugar.

Pronto, mucho más pronto de lo que esperas, estarás ahí...logrando lo que tanto quieres...solo debes ser paciente.

Y sé que debo serlo. Es eso, o morir como un fracasado en el intento.

Y sí hay algo que le debo a ella, es saber que no soy un maldito fracasado.

Abro el buzón para meter la carta de la noche, cuando un papel sellado con un cuervo sobre la luna, me da la bienvenida.

Tomo el papel con una gran sonrisa de triunfo y no malgasto ni un minuto en romper el sello y leer el contenido de la carta.

No sé quién eres, y si hay algo que me han enseñado mis padres, es que para ser considerado un buen contrincante, deberías mostrar tu asquerosa cara.

Así que, te agradecería que te vayas a la mierda y nos dejes en paz.

O sino...las consecuencias van a ser devastadoras; y yo siendo tú, me lo pensaría un par de veces antes de meterte con la familia equivocada.

Atentamente: Gerard Johannes Wood Ylony.

P.D: El que si pone su nombre y no deja notitas absurdas que solo rompen las cabezas ajenas, para descubrir acertijos estúpidos.

A medida que leo, mis colmillos se sobresalen graciosamente, ya que mi sonrisa es demasiado ancha y perversa como para poder contenerla.

Y es que...¿Siquiera el niño Wood tiene una remota idea de con quién se mete?

Porque definitivamente, pareciera que no.

Meto la nota que tenía prevista en el buzón y corro de inmediato al auto.

Entro el mismo y busco en la guantera papel y lápiz, para responderle a la cartita del demonio.

Estúpido niñato.

Encuentro lo que busco y de inmediato escribo la segunda nota de la noche.

Termino de escribir y busco dentro de la guantera una aguja o algo para poder pincharme la mano.

Sin embargo, no encuentro nada.

—¡Maldita sea! ¿Justo ahora? ¿De verdad? —Palmeo el volante del Mercedes y me paso la mano por el mentón, pensando en algo rápidamente.

Piensa, piensa rápido tío.

Sin embargo, una idea fugaz y alocada pasa por mi cabeza, y no puedo evitar darme el crédito por ello.

¿Por qué no había pensado en eso antes?

Porque no habías ido por ellos antes.

Es verdad, y eso me recuerda, que les tengo otra visita pendiente a ese par.

Porque si hay algo que me emocione en esta "vida", aparte de matar, es ver desde fuera lo fragmentada que está la familia Wood.

Me apoyo contra el respaldo de la silla, mientras busco en mi bolsillo un tubo de ensayo que contiene lo que tanto necesito en este momento.

Lo encuentro y lo saco de mi bolsillo, abriendo el bendito recipiente de vidrio, el cual brilla con la tenue luz de la luna. Tomo con mi dedo una gota carmesí de la sangre de ese maldito idiota y la riego por mi dedo con mucho cuidado.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora