⇢𝚌𝚊𝚛𝚗𝚊𝚝𝚒𝚘𝚗

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Y comenzó ese improvisado duelo...
Fangbone fue el primero en atacar, golpeando su espada con la contraria del príncipe que respondió a la misma velocidad que él, bloqueando un posible golpe mortal en su cabeza.
Con la fuerza que tuvo, Bill empujó al bárbaro y él se dispuso al contraataque, golpeando de aún lado a otro, sin ir tan rudo como para lastimárlo, Fangbone evitó cada estocada y las bloqueó velozmente con una sonrisa tan tranquila que hacía creer que solo era un juego de niños.

Cuando se aburrió de tantos golpes repetidos, apartó su espada e hizo volar la contraria a varios pasos de distancia.— No me sorprende que fuera tan fácil vencer...— No terminó su frase, cuando recibió una patada en las costillas por parte príncipe sin razón aparente, le dolió,  pero de todas maneras no apartaba la mirada de su oponente, lo cuál era crucial en una batalla, pudo verlo dando un par de volteretas de espalda hasta llegar a su espada, cayendo arrodillado en una posición que lo hacía verse intrigante.

—¿Eso crees?...— Le preguntó en un gesto burlón y divertido, tocando cuidadosamente el filo de la hoja metálica y viendo el brillo de esta esperando el ataque del bárbaro.

Fangbone, ciertamente se sorprendió al ver esa faceta tan extraña que poseía el pelirrojo,  lejos de lo irritablemente tierno e ingenuo, parecía otra persona.
Esto será más entretenido de lo que imaginaba.

Nuevamente el bárbaro corrió a su ataque, sin dudarlo ni un segundo daba fuertes estocadas y cambiaba de dirección tratando de tomarlo desprevenido.
Ya no había por que ser gentil en el duelo, si ese noble parecía tener la misma experiencia que él a pesar de usar técnicas diferentes, debía de vencerlo o sería humillado de por vida y la oportunidad de ser líder de su clan se vendría abajo para siempre.

El príncipe retrocedía, sin apartar la mirada de su contrincante ciertamente,  en un momento tropezó y cayó al suelo, levantando tierra tras este. Fangbone aprovechó aquella oportunidad, tomó la espada contraria cuando aún estaba desprevenido y la apuntó con esta.

—¡Hah! ¡Victoria!— Alardeó el bárbaro, apoyando su pie en el pecho del príncipe en señal de superioridad, ciertamente estaba acorralado y no habían muchas probabilidades de vencer.

—Está bien, acepto...— Se quedó en silencio unos segundos los cuales le dio tiempo, tras la cierta confusión del guerrero al quedarse callado,para rechazar la derrota tomando el pie del contrario y empujarlo logrando que este se desequilibara, lo cuál dio un buen resultado, este tuvo un momento donde estaba a punto de caer, Bill rodó a un lado y en un instante se puso de pie para seguido arrebatarle su espada, volviendo a estar parejos; el príncipe 'barrió' al bárbaro logrando finalmente hacerlo caer.— Acepto que eres un poco lento...— Respondió con el mismo alarde.
La espada de Fangbone estaba a sólo un movimiento, pero cuando el príncipe notó la intención del guerrero por volver a tomarla, la pateó lejos.— ¿Nada mal, verdad?— Preguntó, entrecerrando  sus ojos con una sonrisa, esperando una respuesta afirmativa.

—Sí, pero solo fue pura fortuna, yo no estaba listo aún.— Respondió con rapidez el guerrero,  sintiéndose ciertamente humillado.

Bill suspiró frunciendo el señor, prefirió no insistir y se separó de él.— Tu lo hiciste increíble, eres un gran guerrero. — extendió su mano, queriéndolo ayudar a levantarse, pero este lo rechazó y se repuso por su cuenta.—Uff... el duelo si que estuvo intenso, ya veo porque no visten tantas prendas.— Comentó, tratando de relajar el ambiente.

Aunque fuera ya de noche, se quitó la capa que poseía al igual que su chaleco quedando en la parte superior solo una blanca prenda hecha con una fina tela y ciertamente refrescante para los calurosos días Craneanos.
Fangbone lo miró de reojo, de arriba a abajo para luego hablar.— Las noches son muy frías, no deberías desvestirte. — Con indiferencia lo dijo, girando a otra dirección donde divisó a los bárbaros regresando de su cacería, con jugosas presas y lo que parecían frutas y algunas verduras, sin contar que algunos llevaban flores, flores que nunca había visto en los alrededores del clan.— Hasta dónde se habrán ido estos animales...— Murmuró para si mismo, los guerreros apenas llegaban y saludaban a Fangbone con mucha efusión, al igual que a la reina y al príncipe,  luego cada uno iba a su labor, peleando por quien iba a cocinar y otros continuando ofreciendo regalos a la noble, sin contar los cachorros bárbaros quienes esperaban que la reina tocara sus cabezas en un gesto maternal.— Por este tipo de cosas no deben haber mujeres ni nobles en el clan.— Murmuró nuevamente el de cabello azabache, pasando a lado del pelirrojo quien claramente lo escuchó.

Nuevamente se percató de la ausencia femenina en los alrededores, lo que lo llevó a preguntar. — ¿Por qué dices que por  eso no deben haber mujeres? ¿Acaso no hay mujeres acá? Entonces  ¿Cómo llegaron ustedes al mundo?— Empezó el interrogatorio, tomando las prendas que se había quitado para seguirlo.

—Las mujeres distraen a los guerreros de sus deberes, y ellas nos vuelven débiles como garitos aplastadores.— Respondió, sabiendo que el príncipe insistiría hasta obtener una respuesta.

—Suenas como OsoHacha. — Comentó, Fangbone giró en su dirección con molestia por ese comentario.— Mi madre habló de él, siempre dice eso de las mujeres y cree que no son fuertes como para tomar grandes cargos ni tomar decisiones importantes.— Continuó, deteniendo su caminar, instintivamente, el guerrero también se detuvo, sintiendo muy en lo profundo las ganas de escuchar lo que diría.— Ellas son geniales, y mi madre es la mejor de todas, por eso ellos la guieren...— Habló, sonriendo señalando con la mirada como los cachorros parecían contar sus hazañas de como consiguieron aquellas ofrendas a la reina.— ¿Acaso las bárbaras no son así?

— Tu no entiendes nada de este mundo, esas bárbaras no son de nuestro clan y solo vienen para procrear más de ellas. Cuando nace un bárbaro los dejan aquí a cumplir su destino como guerrero y nunca las volvemos a ver. Así es y así siempre será, todo claro y exacto, ellas no nos molestan y nosotros vivimos en paz a los ojos de Grom.— Sentenció, sin intención de cambiar de opinión al respecto.

Bill abrió los ojos con sorpresa al oír eso.—... ¿Nunca te abrazó tu madre?— Preguntó, sintiendo su corazón encogerse por la empatía.

—No.— Respondió con firmeza, frunciendo fuertemente el ceño.
Algunos recuerdos llegaron a la mente del guerrero, difusos donde una persona lo estrechaba entre sus brazos sin intención alguna de ahorcarlo, solo era un gesto de afecto.

Sintió una mano tomando la suya para luego tirar de esta, empezó a correr a rastras por quien lo llevaba.— ¿¡Qué haces!?— Exclamó, alarmado por lo que el príncipe estaba haciendo, afortunadamente los guerreros estaban tan distraídos que no veían las manos de ambos entrelazadas, uno sin intención de eso, mas de todas maneras sería malinterpretada.

—¡Está noche sentirás como es que una madre te abrace!— Sentenció el pelirrojo, aún llevándolo, Fangbone empezaba a resistirse pero ya estaban a lado de la reina.— Madre...—Llamó gentilmente, haciendo a un lado con cuidado a los cachorros.

—¿Qué sucede Billiam?— Giró en dirección a su hijo, notándolo junto al guerrero y, por sí fuera poco, tomados de la mano; ella esperaba lo obvio, pero prefirió darle el beneficio de la duda.

—¿Podrías darle un abrazo a Fangbone? Él nunca sintió el cariño de una madre...— Dijo el pelirrojo, sosteniendo con ambas manos la del guerrero, ya que este tenía intenciones de escapar.

—Um... No habría problema si Fangbone   quisiera.— Dijo, señalando lo que veía.

—Por favor...— Suplicó, haciendo ojos de cachorro para convencerla.

—... Bien, Fangbone ¿Estás de acuerdo?— Le preguntó al bárbaro,  acercándose a este tranquilamente.

El guerrero, quien estaba desesperado por su libertad, negó repetidas veces con la cabeza y se soltó con brusquedad del agarre del pelirrojo para luego correr hasta su tienda, esperando que nadie haya presenciado aquella escena.
Primero humillado en ese duelo y ahora frente a todo el clan, ¿Aquella noche no podría ser peor?

Cuándo se relajó, dejó que todas sus emociones desaparecieran y nuevamente salió de su tienda, no quería volver a quedarse de vigilia como la otra noche.

OsoHacha se presentó, ya sabiendo todo, no habló en toda la noche y SauceMagico era quien respondía por él cada que algún guerrero quería preguntar.

A la derecha del líder del clan se encontraba Fangbone, también en silencio comiendo la deliciosa comida preparada que no podía disfrutar por una sensación abominable en su interior, como si fuera un huracán en batalla con una HojillaLombriz y cientos de dragones en su estómago. Cada cierto tiempo miraba de manera disimulada la mano que Bill había tomado, los del clan tenían razón, los nobles tenían una piel muy suave.

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Altoquemirey 😎🤙

MarcTOONS.

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