— Así que... Él es el Fangbone de quien hablaste en tus sueños...— Susurró la princesa, entre vueltas y vueltas que se percibían felices a simple vista.
— ¿Ah? ¿Qué? Yo no-.—
— Debí suponer que sería un bárbaro por su nombre...—
—... No entiendo a que pretendes llegar...— Bill la miró, extrañado de las palabras contrarias.
— Sé que usted solo cumple su deber. Y cuando todos nuestros deberes esten concretados irá tras él.— Juntó su cuerpo, para hablarle al oído.— Es normal que un rey ame no solo a su esposa.—
— Heather...— El príncipe no tuvo palabras en su boca.
— Solo acepto lo que me toca, cuando nuestra descendencia esté, nada podrá detenerlo... Será... Prácticamente libre...—
— No, no... Yo no quiero amantes.— Bill gruñó, aquello lo había dejado indignado.— Sí voy a casarme contigo, te seré fiel y podrás confiar en mi, así como mi padre hizo con mi madre.—
— Ellos tuvieron la fortuna de amarse. ¿Usted me ama? ¿Lo suficiente como para abandonar su felicidad?—
Un giro más, el vals cada vez bajaba su intensidad y se volvía un balanceo suave y dulce.
En ese momento de calma, el joven príncipe fijó su vista en el guerrero. No le dirigía la mirada, solo estaba de pie, en un porte militar digno de un soldado.
Eso lo dejó pensando, ese bárbaro nunca estuvo interesado en él, era frío y lo evitaba cada que podía, lo subestimaba e ignoraba cuando trataba de hablarle. Empezaba a dudar de que algún día lo miraría con los mismos ojos que él lo hacía.— Sí... Os amo lo suficiente...— Respondió, volviendo a ver a la mujer frente a él. Ella abrió sus ojos, sorprendida.
La música se detuvo. Los jóvenes dejaron de bailar. Abriendo un espacio en el centro del salón para contemplar al cumpleañero y su pareja de baile.
Cuando todo quedó en un completo silencio, él apretó su agarre y atrajo tanto como pudo el rostro de la princesa al suyo, sin ejercer mucha fuerza; y juntaron sus labios en un beso apasionado que trataba de verse lo más creíble posible.
Es no estaba, para nada en el show del cortejo, los nobles no cabían en sus casillas, si no fuera por ser tan refinados, sus mandíbulas hubieran tocado el suelo de lo abiertas que estuvieran por el asombro.
—... Princesa, Heather Campbell de SuitHarbor... Es un honor y un gran júbilo, que usted sea mi futura esposa. No puedo esperar, ver la hora llegar para unir nuestros destinos eternamente...—
Hizo una reverencia y sujeto ambas manos de la doncella, seguido las besó con suavidad y dulzura. Levantó su mirada, poco a poco empezó a alejarse, mientras la gente alrededor solo aplaudía, tratándose aquella mentira.
Una acción de la cual se arrepintió al instante de haberla hecho. Tal vez había llegado demasiado lejos, proclamando su supuesto amor a la joven princesa.
— Ambos sabemos que es mentira...— Susurró ella, para sus adentros. Tomando un camino contrario.
— Fangbone. Ve.— OsoHacha, ordenó, cuando vio que el príncipe estaba pasando cerca a ellos.
— De inmediato. Líder del clan.— El joven guerrero acató la orden y procedió a seguirlo, hasta la puerta del salón, donde unos soldados lo detuvieron.
— ¿A dónde vas, sucio bárbaro?— Habló el hombre, apuntándolo con su lanza.
— Necesito hablar con él príncipe.—
— Él no tiene nada de que hablar contigo.—
— No, no... Déjenlo pasar...— Antes de que se armará una revuelta, Bill giró a verlo y le indicó que lo acompañara.
Fangbone fue rápidamente a su lado.
— ¿Ahora quién busca a quién?— Bill levantó la su mirada, contemplando a quien estaba a su lado, con gran melancólica.
— ¿Ella es la princesa con quien vas a unir tu destino?—
— ¿No prestaste atención a mi discurso?—
— No se ve tan mal. Aún no entiendo por qué no querías casarte con ella.—
— ¿Viniste a echarme eso en cara? Tu lo dijiste, debo cumplir mi deber.— Bill salió del palacio, para tomar aire. Estaba cansado.
— Y te quejas como si fuera un cruel castigo.— Fangbone miraba a todas direcciones del palacio, siendo discreto en todos los aspectos para no verse sospechoso.
— Lo es cuando esa persona no es la que amas.— Detuvo sus pasos, perdido en su mente.— Usted sabe que lo amo, y os gusta hacerse el idiota. Porqué, vamos, es demasiado obvio. Hasta mi prometida lo notó.— Confesó.
— Y sabes que es lo que siento yo.—
— Nada, usted no siente nada. Y tarde mucho en abrir los ojos para saber que no importa que haga... Nada os va a atraer de mi.—
— Bien, que te haya quedado claro...—
— Pero, aún así... Deseo ser parte de usted...— Suspiraba, cuando una de sus manos tomó la muñeca del bárbaro.— Permitame una noche, ser parte de usted...—
— ¿Qué?— El bárbaro lo miró tenso.
— ¡No, no! No es lo que piensa.— Él aclaró, con sus mejillas calientes, saliéndose del papel que se había metido.— Yo solo quiero... quiero tener una charla normal contigo, sin que se burle, o apenas me responda... ¿Podemos siquiera ser amigos? Cuando ambos seamos líderes nos veremos más seguido...— Trató de convencerlo.
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➳ Ƭωօ ƙíղɠɗօɱʂ ♡
Fantasy𝐹𝑎𝑛𝑔𝑏𝑜𝑛𝑒 𝑦 𝐵𝑖𝑙𝑙, 𝑐𝘩𝑖𝑐𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑖𝑛𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑖𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑦 𝑎𝑙𝑔𝑜 𝑒𝑛𝑒𝑚𝑖𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜𝑠, 𝑡𝑟𝑎𝑡𝑎𝑛 𝑑𝑒 𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑎𝑙𝑖𝑎𝑛𝑧𝑎, 𝑙𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑟𝑖𝑟 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑖 𝑢�...