⇢𝚐𝚊𝚕𝚊

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Días van, días vienen.
No habían muchas cosas relevantes. Discusiones entre las reinas, los preparativos de la gala, las clases de baile de la pareja de nobles y banquetes para celebrar su futura unión.

Por el lado de los bárbaros, sus días transcurrían con normalidad, salvo por murmullos de los guerreros, curiosos de querer conocer el reino y diciendo lo afortunado que será Fangbone al ser rodeado por tantas hermosas doncellas. Hablando de él, ignoraba cada palabra de su gente, no estaba interesado en algún romance fugas ni nada de eso, solo quería cumplir la misión y traerle orgullo a quien lo cuidó como su hijo por muchos años.

Y al fin llegó, la gran gala. Carruajes y carruajes de nobles vasallos de la reina y algunos príncipes y princesas de reinos más lejanos. Las galas eran conocidas para encontrar y cortejar a tu futuro amor, y sellar, tal vez, algún tratado y expandían sus imperios.

Había un proclamador real en la puerta al salón principal, él, como su nombre dice, proclamaba quien acababa de ingresar. Su nombre y la casa a la que pertenecía.
Todo parecía aburrido, hablaban y bebían vino, los anfitriones aún no se hacían presentes, así que oficialmente la fiesta aún no comenzaba.

La lunas eran hermosas esa noche, llenas y brillantes. Las estrellas complementaban aquel paisaje tan mágico.
Desde el balcón de su alcoba, el príncipe contemplaba el cielo. Ansioso de ese día, no quería bajar, quería solo desaparecer entre la multitud.

— Hijo mío, falta poco para presentarnos en el salón principal.— La reina se asomó, notando ese semblante tan nostálgico del joven en ese lugar.— Entiendo que estés afligido, pero tienes la dicha, de que ella es una buena chica.— Ella se acercó y tomó con dulzura el mentón de su hijo para verlo a los ojos.

Asintió, aún con tristeza. Se apartó y fue a ponerse una capa que debía llevar como parte de su vestuario. Así salió de su habitación, dispuesto a enfrentar su destino.

[...]

OsoHacha y Fangbone ya se encontraban en la entrada del reino. Vestidos lo más formal que podían (Formal desde la perspectiva de un guerrero, cave resaltar). El líder del clan dio el primer paso, caminando tomando la delantera y su sucesor tras él.

Los pueblerinos al verlos huían y se escondían tan rápido como podían. Eran intimidantes a simple vista.

Llegaron al palacio y fueron recibidos por los guardias, quienes los seguían con la mirada a cada acción y esto. Recelosos y esperando algún mínimo error para aprisionarlos.

— Esto parece un templo para Grom...— Murmuró OsoHacha, impresionado por la estructura barroca del lugar. Pero trataba de ser evasivo y no notarse tan impactado.

Caminaron, varios segundos, un largo pasillo que los conducía al salón principal. Y sin esperar invitación abrieron la puerta.

— ¡Damas y caballeros! La reina Nathalie de Goodwin y su hijo, Bill, príncipe de Grimwood.— Proclamó el sirviente, al otro lado del salón, abriendo las puertas para que los nobles entraran.

Pero no contaban que frente a ellos las puertas se habían abierto, dejando ver a ambos bárbaros presentes. Los nobles jadearon aterrados, y varias doncellas se desmayaron, tanto por miedo como por... Lo impactante que eran físicamente.

— No, os preocupeís, amigos míos. Son nuestros invitados de honor.— La reina habló, apenas notó el pánico en los demás. Sin recordar su etiqueta, fue al encuentro con los guerreros.— Me alegro que hayan asistido.— Sonrió y giró a ver a los demás.— Nobles vasallos, Reyes, Reinas y sus descendientes. Ellos son Fangbone y El líder OsoHacha, del clan "Los lagartos poderosos" un clan cercano a nuestro reino.— Los presentó, se podían oír murmullos de los demás, dudosos de ellos.

— ¿Fangbone? Pero la reina dijo que era un noble...— Heather murmuró para si misma, mirando al joven guerrero con extrañeza.

— Ejem. ¡Que comience la celebración!— La reina indicó, y señaló a la banda que comenzará a tocar su música, para evitar el silencio incómodo que estaba formándose.— Líder OsoHacha, espero no haberlo incómodado.—

El líder del clan asintió, ella no dijo más y se alejó a dirigirse a su hijo.— No olvides, Bill. En unos minutos debes de sacar a bailar a la princesa Heather, ella te esperara junto a su padre y la llevas al centro del salón.— Le indicó, Bill atinó a tratar de sonreír. Luego de eso, Nathalie se perdió entre la multitud, seguramente para charlar con otros nobles.

— Bien, como dijiste. Ve y saca información del príncipe. Yo estaré por allá.— OsoHacha ordenó, caminando en una dirección opuesta a la que señaló.

— Sí, líder del clan.— Fangbone caminó al joven noble. Con su semblante serio el típico que llevaba todos los días. Claro, en su camino no paraban de aparecer algunos obstáculos, doncellas que fingían accidentes y caer en los brazos de tal bárbaro. No era de su gusto aquello, ellas se veían igual o peor que el príncipe, aunque fueran más discretas.— Por Morg, creí que habría hidromiel en esta absurda gala.— Comentó, tratando de comenzar una conversación con Bill. Este se veía apagado, fijándose en un punto vacío (Al menos eso daba a ver).— ... Ejem.— Aclaró su garganta, no pareció reaccionar.

— El hidromiel está en el banquete real.— Respondió, girando con paciencia su cabeza para verlo.— ... ¿Está disfrutando la gala?— Preguntó, tratando de esbozar aunque sea una pequeña sonrisa para el bárbaro. Eso lo dejó atónito, no se esforzaba en conocerlo, pero sabía que algo no iba bien en él.— Hubiera deseado bailar la esta pieza con usted.— Susurró, antes de rozar su mano con la contraria. Luego se alejó de él, ya era el momento de comenzar el show.

El bárbaro aún no procesaba los hechos, y solo lo siguió con la mirada a ver que pasaba.

Bill se acercó a Heather e hizo una reverencia. Ella hizo lo mismo y extendió su mano, la cual el contrario besó. Imitando el show del amor a primera vista, donde con un baile se sella lo que podría ser un eternamente, para siempre, juntos.

Él la tomó de su cintura, la juntó a su cuerpo. Ella tomó su mano y su vestido, ambos empezaron a dar vueltas por el salón, giros suaves, como todo un romance.

Luego de ellos, otros príncipes y nobles imitaban la acción del pecoso, cortejaban a sus parejas y las invitaban a bailar.

Algunas rechazaban a sus pretendientes, esperando que el guerrero fuera quien las invitara. Pero esperaron en vano.

Fangbone no se sentía cómodo. Fue a lado de OsoHacha y ahí se quedó de pie,  viendo las parejas bailar.
Viendo a Bill bailar.

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Surprise mdf tuve una ideota KAKDKKDKXKXKX

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